miércoles

El Valle Sagrado de Tepoztlán


Una vez más regreso a este valle, custodio de milenarios secretos de pasadas edades y olvidadas humanidades. Después de algunos años empieza a ser tiempo de escribir al menos un pequeño relato sobre las incontables sincronicidades que a lo largo de las décadas me han venido vinculando con este valle sagrado.


- Antecedentes del despertar de la memoria Atlante

Si bien no puedo precisar cuando ocurrió, desde la primera vez que visité Tepoztlán, aún sin tener ninguna información en el consciente, el lugar simplemente me impresionó, en especial sus montañas. Muchos años deberían pasar para que empezara a recordar, un poco al menos.

Los primeros contactos un poco más conscientes se dieron con Lilia, la médium y astróloga con quien durante una primera etapa realicé incontables caminatas y rituales en medio de bosques y montañas sagradas de México. Mujer que apareció en mi vida después de una primera incursión al mundo del conocimiento de la Toltequidad. No la Toltequidad leída que como todo camino iniciático, como puede ser la alquimia, el templarismo, etc., no tienen efecto alguno en el yo si no es vivencial, sino la toltequidad vinculada a las experiencias directas y con lugares energéticos como aquellos de los que habla Carlos Castaneda en su obra quien era un referente previo para mi, como otros tantos temas, pero solo de manera intelectual.

Esa etapa de inicio del trabajo personal era una cita pendiente que como he constatado con otras personas ocurre comúnmente a los 33 años, simbólica edad asociada con Cristo. Desde mi infancia la masonería había estado presente por medio del recuerdo de mi padre sin que yo nunca en esta vida perteneciera a la misma, sin embargo las lecturas sobre temas asociados a las órdenes iniciáticas y sus secretos eran algunos de mis temas favoritos pero sería hasta mi adolescencia que intentaría formar parte de una de ellas. Por correspondencia recibí durante algunos meses enseñanzas de la orden rozacruz, pero o bien no estaba listo o ese no era mi camino y seguí privilegiando el camino de la ciencia y la razón. Años después iniciados mis estudios en la facultad de ciencias conocería a Taina, una compañera de la carrera de Física con la que mantuve amistad por algún tiempo quien era hija de un ingeniero forestal de Finlandia de edad avanzada retirado en México, país al que había cambiado su residencia pues era el país de origen de su difunta esposa, madre de sus dos hijas, Taina y Moyra.

Tania estaba fuertemente involucrada desde tiempo atrás con la orden rozacruz y por ella fui invitado a algunas sesiones publicas a la Gran Logia del Valle de México, sede principal de la masonería de este país la cual estaba interesado en conocer por lo poco que sabía de mi padre. Sin mayores detalles tenía conocimiento al menos del nexo existente entre la masonería y la orden rozacruz, pues años atrás, cuando ingresara a la orden envié una carta a la sede de California en los Estados Unidos preguntando al Imperator, nombre que recibía el máximo dirigente de la orden, acerca de los vínculos entre esta y la masonería. Por única respuesta se me indicaba que los principios fundamentales de ambas fraternidades eran compatibles.

Tanía dejaría la carrera dos semestres después pues sus intereses oscilaban entre la literatura las ciencia y otras áreas. Es decir el desarrollo de sus hemisferios cerebrales era más equilibrado y su consciencia por lo mismo estaba más desarrollada. Incluso ella fue la primera persona que yo conocí practicante del vegetarianismo, modalidad de alimentación que si bien me era natural de manera inconsciente, me tomaría todavía alrededor de una década llevar a la práctica. Faltaban muchos años para que empezara a recordar mi vínculo con antiguos maestros y mi práctica del vegetarianismo en esa vidas, pero en esta mi presente encarnación las ideas colectivas materialistas entre ellas en el área de la alimentación, que piensa en términos de proteínas, vitaminas, DNA y esas cosas, influyeron en mi adormecida consciencia así como la de mi madre quien preocupada de que su niño parecía solo comer aire, me obligó a comer carne desde la infancia.

A partir de ese encuentro empecé a explorar buscando mi camino, un camino que tenía una cita para mi tercera década de vida. De familia materna católica, donde incluso mi abuelo estuvo a punto de ser ordenado sacerdote pero fue expulsado del seminario en tiempos de la guerra cristera de principio del siglo XX, ahora buscaba respuestas de vida en diversos grupos espirituales entre ellos Eckankar quienes guiados por maestros ascendidos realizaban visitas a templos de otras dimensiones o con grupos del norte de la India practicantes de yoga Kundalini, el Bhakti yoga, el budismo Tibetano, etc.. Encontraba en medio de la aparentes diferencias profundas similitudes aunque con matices y énfasis específicos. Pero ¿Acaso no es Todo un único conocimiento y es la consciencia fragmentada la que hace aparecer las ilusorias diferencias?. 

Después de ese llamado interno a mis 33 años y con aquellos primeros encuentros vivenciales con la toltequidad, mi muy adormecida memoria de la Atlántida, el legendario continente destruido por medio del Atl, vocablo asociado al agua en diversas lenguas del planeta entre ellas la nahuatl. empezaba a despertar y con ella los llamados y recuerdos.


En cierta ocasión, uno de los diversos trabajos de la toltequidad, entre ellos de velación que se realizaban en los cerros y montañas de México se llevó a cabo en la zona energética de Tula, la antigua capital del imperio tolteca. Con un permiso especial ingresamos a las 5 de la tarde a la zona arqueológica aunque ya algunas horas antes nos habíamos empezado a sintonizar por medio de ejercicios psicofísicos en las inmediaciones. El grupo denominado A. V. P. (El arte de vivir a propósito) dirigido por Victor Sanchez un antropólogo estudioso de la obra de Carlos Castaneda había resumido las enseñanzas en algunos de sus libros entre ellos el titulado Toltecas del nuevo milenio.

Después de ingresar ritualmente a las ruinas de aquella antigua ciudad, recibimos instrucciones de trasladarnos al juego de pelota donde por un largo tiempo permanecimos en silencio y la penumbra de la noche nos fue cubriendo. El propósito era decodificar una información contenida en aquel espacio. Una compleja danza fue completada por medio de los cerca de tres decenas de participantes en ese ejercicio. A la medianoche después de un profundo ritual de encuentro con la muerte del yo, se procedió a realizar un ascenso a la pirámide principal y de allí un recorrido ritual por la zona en dos filas ordenadas. 

El reinado de las sombras por esa zona de la tierra durante el temporal intervalo de ocultamiento del Sol, símbolo de la noche galáctica o de la noche obscura del alma donde el Ser es olvidado y el hombre pierde consciencia de su memoria más sagrada fue acompañada sin embargo esa noche y en ese lugar por guardianes conformados por entre los asistentes quienes de manera consecutiva se turnaban para dejar su sueño y acercarse a una pequeña fogata donde por medio de un tambor acompañaban al Sol en su tránsito por el reino de la obscuridad, velando por los compañeros durmientes e implorando a lo superior el regreso de la luz. Profunda analogía de la humanidad, sus ciclos y sus guardianes.

Al amanecer nos dirigimos en grupo a saludar al Sol, presenciamos en despertar de la madre naturaleza. Las aves y sus cantos, las plantas, todo el paisaje saludaba al astro rey y anunciaba el regalo de su retorno y su luz, y nosotros como parte de ella lo hacíamos también. No era un amanecer más, mecánico, inconsciente y presuroso como ocurre comúnmente en las grandes ciudades. Eramos por un momento parte de ese todo con el cielo, la tierra y la naturaleza. Presenciar ese magnífico espectáculo era un momento silencioso de celebrar y agradecer.

Manteniendo ese estado de conexión con el todo subimos nuevamente a la pirámide principal donde se encuentran aquellas columnas monumentales que representan gigantes con rasgos masculinos llamadas Atlantes y en derredor de ellos realizamos una espontanea danza a la vez individual y colectiva. Faltaba mucho aun que recordar pero esos Atlantes ahora eran mucho más cercanos y significativos, la memoria empezaba a despertar.

Para finalizar el trabajo, un poco después de nuestra salida de la zona previa a las 9 a.m., hora en que nuevamente se permite el acceso a los turistas, realizamos algunos trabajos de sensibilización energética. Sincrónicamente la persona que me tocaría de compañero para ese trabajo sería Rodrigo Hauberth un costarricense radicado en México quien me hablaría por vez primera de “Pachita” de “El Hermanito”, y de Jacobo Grinberg y me entregaría los primeros ejemplares de la extensa obra de este último. De ese encuentro surgió una relación de cercana amistad que duraría algunos años.


- Huehuecoyotl, una ecoaldea en el valle sagrado

Por esos mismos tiempos, temprano por la tarde me encontraba en el departamento de Elena, una de mis parejas, ubicado en la Ciudad de Cuernavaca muy cercana a este valle sagrado y en el mismo estado. Leía uno de los libros de Antonio Velasco Piña titulado Cartas a Elizabeth, quien para mi apenas era un autor interesante a quien no imaginaba llegaría a conocer en persona y mucho menos que años después me dedicaría a estudiar sistemáticamente como lo había hecho desde tiempo atrás, al menos en parte, con la obra de Jacobo Grinberg y hasta tendría con él una muy estrecha y profunda amistad. Incluso aún no era capaz de asociar sus iniciales A. V. P. con las de aquel grupo de mi pasado y que de alguna manera hablaban ya de manera significativa aunque inconsciente del encuentro, muchos años después con quien sería uno de mis más queridos amigos y maestros de esta vida.

Por medio del texto anteriormente citado, lleno de incontables e interesantes revelaciones, como en general la totalidad de la obra de Don Antonio, me enteraba de la existencia de una ecoaldea llamada Huehuecoyotl, fundada algunas décadas atrás por Alberto Ruz Buenfil. Sin saber nada de aquella comunidad sentí el llamado y partí inmediatamente a conocerla. Preguntando en el camino a algunos lugareños por la ecoaldea fue fácil dar con ella. Esta se encontraba en este mismo valle pero más hacia el Sur, después de la desviación a Amatlán y muy cercano pero un poco antes del poblado de San José de los Laureles.

Años después ya en cercana amistad con Antonio, el testigo de Regina, sabría de la gran cercanía y amistad existente entre este y Alberto y de algunas de sus aventuras. Relación tan cercana y profunda que incluso Antonio le había hecho entrega del cargo de testigo que recibiera de la propia Regina. Alberto, hijo del destacado arqueólogo que descubriera la tumba de Pacal Votan en Palenque, era ahora un gran caminante, enlazador de las rutas energéticas del planeta y cabeza principal de los incansables guerreros del arcoiris, quienes se encuentran entre los protagonistas y guardianes del amanecer de esta Nueva Era.

Lilia como dije antes, había sido mi primer contacto un poco más consciente con este enigmático valle sagrado, pues ella había tenido una relación muy cercana con el investigador peruano Daniel Ruzo a quien admiraba y consideraba uno de sus maestros. Daniel erudito de diversos temas entre ellos Nostradamus, era conocedor de los secretos de diversos lugares sagrados del planeta mismos que le fueran revelados a mediados del siglo XX por su maestro, Pedro Astete. El lugar donde iniciaría todo sería la meseta de Marcahuasi vinculada con el conocimiento custodiado en otras zonas energéticas del altiplano andino, entre ellas Machu Picchu, Ollantaytambo y Sacsayhuamán, milenarios centinelas dispersos a lo largo del llamado camino inca en el valle sagrado del Urubamba, en el Perú.

Después de las primeras revelaciones de la existencia de un gran secreto legado por pasadas humanidades, custodiado en múltiples sitios del planeta, Daniel dedicó el resto de su vida a la investigación y documentación de dicho conocimiento. Para ello realizó múltiples viajes en fechas muy específicas a lugares tan remotos como Egipto e igualmente exploró las zonas europeas en particular el bosque de Fontainebleau en Francia. Fascinado este por el legado de los templos de la cuarta humanidad, esa que se salvara del diluvio y que es comúnmente denominada atlante. Legado que se encuentras custodiado en México en diversos puntos, siendo el valle sagrado de Tepozlán uno de los principales. Por lo mismo ya más mayor Daniel detuvo su peregrinaje por el planeta y fijó su residencia en la cercana ciudad de Cuarnavaca en el mismo estado de Morelos. Producto de sus investigaciones sobre este valle publica su texto titulado “El valle sagrado de Tepoztlán” mismo que recupera a la memoria colectiva el sentido profundo de este valle.


- Coyoacan tolteca, rutas del despertar

Algunos años después, por intermediación de Leonardo Sanchez, un colega y amigo del instituto de investigación donde trabajaba fui presentado con Mónica Herrera, su amiga y compañera de escuela décadas atrás. El motivo consciente de dicho encuentro era contactar con alguien que había explorado a lo largo de su vida el conocimiento de la astrología y conversar con ella sobre la esperada cita del 2012 que se encontraba a menos de una década de distancia.

Después de ese primer y único encuentro, tendría que pasar alrededor de un año para que ocurriera un segundo mismo que daría paso a una cercana amistad. Quizá como en otras ocasiones como cada vez más y más me ocurría, derivado de ese breve primer contacto inicial con sus energías algo despertó en mi una memoria así como un profundo interés en el tema de la astrología. Tema que incluso no despertara mayor interés en mi antes a pesar de las profundas experiencias vividas con Lilia la medium años atrás asociadas a los talismanes diseñados astrologicamente. Ahora de alguna forma el esquema básico para la comprensión de esta antigua ciencia me era revelado de golpe una tarde un fin de semana mientras dormitaba, y sentí que el momento había llegado para profundizar en un tema que en ese momento era de mi muy especial interés y del que prácticamente toda mi vida había escuchado, como muchas personas haciendo referencia a signos, casas, regentes, ascendente, etc., así como de las controversias sobre la astrología como elevado conocimiento para unos y como charlatanería para otros. Muchos meses más adelante comprendería que Mónica tenía una gran concentración de energía en Piscis en la casa doce, casa del espíritu y el inconsciente.

Pero para el momento presente una sincronicidad me llevaba a Coyoacán, concretamente a la calle de Francisco Sosa calle quien junto con el espíritu del personaje que le daba nombre a la misma más adelante sería fundamental para la entrega de las rutas toltecas de esa zona. Pero en ese momento no sabía lo que el destino me deparaba, yo simplemente había encontrado allí, después de un tiempo que mi mente pusiera atención al llamado, un curso de astrología de un año de duración que tendría como sede un centro llamado “Los Talleres” ubicado en dicha calle y a menos de una cuadra de la plaza principal de esa zona. Llamado inconsciente que aún no era capaz de comprender pero que más adelante se revelaría años más tarde.


- Amatlán de Quetzalcoatl y sus puertas

Casi al final de dicho curso me enteraría que Tanía mi maestra había sido alumna de Mónica y por un comentario de mi amigo Leonardo me enteraba que Germán  el padre de esta última, había escrito un libro titulado “La puerta, una entrada a otra realidad, donde tejido con la leyenda de La puerta de Amatlán de Quetzalcoatl, narraba sus experiencias de vida en el camino sufí. Una leyenda que habla de un tema que resonaba en mi vida desde hacía mucho tiempo atrás, el espacio tiempo y su trascendencia por medio de portales dimensionales.

Por ese motivo sentí el llamado a contactar de nuevo con Mónica quien ahora, un año después se había mudado a vivir a Coyoacán, muy cerca del conocido y céntrico bosque de Los Viveros, con el fin de estar cerca de sus progenitores, especialmente de Germán su padre, bastante mayor ya y en la etapa final de su vida. Por su intermediación pude conseguir el libro y después de leerlo tuve oportunidad de conversar con el autor, aunque el encuentro no fue nada fácil pues los mejores días para comunicarnos habían pasado pues ahora él se encontraba muy minado tanto de la vista como del oído. Aun así ese encuentro dio origen a una gran amistad que continuó hasta que él dejara su cuerpo algunos años después.

De hecho la relación entre nosotros se estrechó aun más pues igualmente se estableció una amistad y cercanía entre Mónica su hija, y yo, donde el interés por la astrología y los temas espirituales jugaba un papel fundamental. Cercanía que un tiempo después daría origen a varios años de un profundo e intenso vinculo de pareja, mismo que se disolvería en el 2010.

Junto con la astrología, el poblado de Amatlán ubicado en este mismo valle jugaría un papel fundamental a lo largo de los años pues durante nuestra relación era práctica común pasar algunos fines de semana en la casa que décadas atrás habían construido sus padres, misma que ellos aun visitaban con frecuencia pero que igualmente de manera generosa nos prestaban. Lugar donde vivimos incontables experiencias.



- El vallle sagrado de Tepoztlán y Regina, intermediarios del encuentro con el curso de milagros.


Múltiples personajes vinculados de una u otra manera con la vida pública de México me fueron presentados por intermediación de Mónica, entre ellas Ana Pasalagua pues ambas mantenían una vieja amistad que se había originado del vínculo Sikh, en particular de la práctica común, tiempo atrás, de la yoga kundalini. Ana tenía un departamento ubicado al Norte de la Ciudad de México en la zona de Santa Fé, donde más de una vez la visitamos, pero donde pasaba la mayor parte del tiempo era en una propiedad ubicada en pleno valle en Tepoztlán mismo que tenía una magnífica vista hacia las montañas. En más de una ocasión, cuando Mónica y yo íbamos rumbo a Amatlán, concertamos una cita con ella para pasarla a saludar y así poco a poco fui conociendo su historia misma que se entretejería con la mía de múltiples maneras.

Ana era ex esposa y madre de los hijos del Ing. Raul Salinas de Gortari, hermano del ex presidente del mismo apellido y que ocupara la presidencia de México en el periodo 1988-1994 quien curiosamente naciera en 1948, el mismo año que Regina y hasta en fecha muy cercana. La vida de Ana no había sido nada fácil pues los eventos políticos ligados a esa convulsa etapa del país la habían afectado de diversas formas al igual que a sus hijos.

De tiempo atrás tenía yo, como tantos otros ciudadanos comunes, informaciones y desinformaciones de los medios masivos que hacían referencia a unas investigaciones encabezadas por Pablo Chapa Besanilla, nombrado fiscal especial, quien había recurrido a una supuesta vidente llamada Francisca Zetina, mejor conocida como “La Paca”, a fin de localizar los restos mortales de Manuel Muñoz Rocha ex diputado por Tamaulipas. Corrían versiones de todo tipo, entre ellas que aunque los restos eran verdaderos habían sido "sembrados" intencionalmente a fin fabricar un culpable.

Yo no soy nadie para juzgar ni señalar culpables o no y mucho menos en este espacio que tiene un propósito distinto pues ni siquiera sé realmente como o si en realidad ocurrieron así o no los hechos, mismos que muchas veces, con el paso de los años, décadas y siglos incluso son vistos de una manera radicalmente diferente llegando a oscilar la perspectiva colectiva sobre los mismos dando paso a que los considerados villanos se conviertan en héroes y viceversa según los intereses producto del nivel de consciencia predominante en el momento.

Lo más que puedo dar es mi testimonio personal, de lo que a mi me consta y que considero  relevante de diversas maneras para estos relatos y que es la milagrosa intermediación espiritual de los guías que me habían acompañado durante muchos años quienes de diversas maneras trabajaron por intermediación de Ana así como de su hija Mariana.

En una de aquellas visitas a Ana, en medio de alguna plática casual por la tarde en la terraza al cobijo del cielo y las montañas de este valle, de pronto ese algo que ni yo mismo puedo definir, me llevó a compartir un fragmento de una de las canciones del musical de Regina que llevaba en mi celular y que había llegado a mí no se como pues aún no tenía una cercana relación con Antonio y por tanto él aún no me había obsequiado aún el disco compacto.

Producto de aquella aparentemente casual e intrascendente desviación en la conversación nuestra anfitriona expresó que ella asistía a un grupo que se reunía semanalmente con el propósito de estudiar Un curso de milagros y entre los asistentes regulares se encontraba el Lic. Antinonio Velasco Piña. El lugar de reunión era la casa de la Laura Esquivel, la escritora mundialmente reconocida, misma que se encontraba en Coyoacán. En cuanto escuché aquello no pude más que pedirle a Ana que me hiciera favor de preguntar si sería posible que me integrara al grupo.



- El castillo de Chapultepec, una antiguo llamado a una nueva cita

Algunos días después recibía confirmación afirmativa de parte de Ana a mi interés de asistir, sin embargo sincronicamente fue de parte de la propia Laura que recibí algunos días después la confirmación de la oportunidad de asistir así como la dirección de su casa.

Lo anterior ocurrió en el Castillo de Chapultepec durante la presentación del libro sobre la vida de los llamados niños héroes titulado “Los siete rayos” de Antonio Velasco Piña, misma que fue posible realizar en ese lugar debido a que como más adelante me comentara el propio Antonio, el mismo le había sido facilitado por intermediación de miembros del propio ejercito mexicano quienes le encomendaran la realización de dicho texto y le dieran todo tipo de facilidades para poder consultar los archivos donde se encontraba la información de los cadetes.

Esa tarde de la presentación había aistido acompañado de Mónica y sus padres Lina y Germán, pues igualmente algunas sincronicidades los vinculaban mismas que se fueron revelando en el momento mismo. Una de ellas era el hecho de que Lina y el autor cuyo libro se presentaba se conocían de años atrás y esa amistad se había extendido a Germán su esposo quien incluso años atrás le había solicitado al Lic. Velasco Piña fuera uno de los presentadores de su libro centrado en la leyenda de Amatlán titulado “La Puerta: una entrada a otra realidad”. Años atrás Antonio incluso les había hecho llegar un ejemplar de la primera edición de su obra titulada Regina acompañado de una afectuosa carta personal, mismas que conservaban en el librero de la casa de mis ex suegros ubicada en Amatlán.

Más allá de solo el parentesco político, otras profundas relaciones me vinculaban especialmente con Germán, entre ellas una buena amistad derivada del interés en temas como aquel del que trataba su libro. Esa misma tarde de la presentación Germán a modo de casual comentario hizo especial mención de un medalla que llevaba en el cuello misma había pertenecido a sus ancestros y estaba vinculada con Carlota la emperatriz. Aquel comentario encontraba resonancia en mí pues de milagrosa formas se me había ido enterando a lo largo de mi vida de mis ancestros de linea paterna, donde en particular mi abuelo Andrés, marino por descendencia, había sido ascendido al cargo de capitán de fragata a fin de recibir en el puerto de Campeche a la emperatriz y en 1865 había recibido una medalla al mérito militar por parte del propio Maximiliano quien apenas dos años después fuera fusilado. ¿Acaso un antiguo vínculo nos llamaba una vez más a ese castillo, emblemático escenario de los sucesos de México vinculados con aquellos efímeros monarcas?.

El caso es que al término de aquella presentación y después de aplaudir las palabras de las presentadoras, en particular las siempre emotivas de Laura. Después de acercarnos los cuatro a saludar al autor, me acerqué con Mónica hacia Laura para saludarla, felicitarla y comentarle brevemente sobre Ana y mi petición de asistir al curso. Ella una vez más generosamente me confirmó el permiso para asistir y lo extendió a mi pareja pasando a darme la dirección de su casa lo cual agradecimos ambos. Algunos días después aquel encuentro sería significativo sin embargo para esa misma tarde recibiría respuesta de parte de la providencia a una vieja pregunta cuando al ser presentado con una ex paciente de Mónica una voz me insistiría ¿Pregunta por el Tloque Nahuaque?. En ese momento Mónica me presentaba con Elena Guardia y como mi pareja tenía antecedentes de lo que esa voz interna preguntaba, pues le había narrado antes la historia, me dijo ¡Ellos son Tloque Nahuaque!. Poco a poco me fui enterando de los detalles del trabajo realizado  en el Taller de Teatro dirigido por Nicolas Nuñez y de como los integrantes desde hacía décadas había mantenido un profundo vínculo con el bosque sagrado de Chapultepec y hasta viajado al Norte de India al encuentro del XIV Dalai Lama Tibet como parte del milenario compromiso que enlaza al México con el Tibet y que forma parte del la profecía de Regina. Semanas después incluso ellos serían algunos de mis compañeros en el curso, pasando a ser maestros y amigos cuando más adelante tuviera oportunidad de participar con ellos en algunas de la muchas actividades que dirigían.

Pero antes sería necesario llegar a la primera cita en el curso de milagros y esa misma tarde tuve una confirmación profunda de esa invisible pero certera guía. Al buscar la dirección exacta de la casa de Laura ocurría que esta se encontraba justamente frente a uno de los costados del Museo Nacional de las intervenciones o ex convento de Churubusco, lugar al que un año antes esa misma guía invisible me había enviado de manera extraordinaria a hacer un ritual acompañado con Mónica. Una vez más después de muchos meses caminaba por aquel parque que circunda el antiguo convento. Caminata que a partir de aquel momento se volvería frecuente pues durante años caminé por Coyoacán teniendo como destino el espacio que nos convocaba para el estudio del curso y no pocas tardes caminé aquellos jardines conversando con mi para entonces ya cercano amigo Antonio, tanto antes como después del mismo, y hasta tenía el privilegio de continuar conversando con él cuando con gran gentileza frecuentemente me llevaba en su auto a casa de paso rumbo a la suya. 

Sincronicamente, como si de una encomienda de intermediación se tratara, con Ana como compañera solo coincidimos si acaso un par de ocasiones, pues ella se retiró del grupo apenas unas semanas después de nuestra llegada al mismo pues, como ahora alrededor de una década después es mi caso, prefería pasar el mayor tiempo posible en su casa de Tepoztlán evitando el contacto con la ciudad. Sin embargo con el paso de los años, la relación tanto con Ana como con Mariana aun guardaba algunas sorpresas.


- Regina: Un proyecto de serie documental para televisión internacional por intermediación de Jacobo Grinberg. 

Junto con Regina, existía otro personaje con quien yo estaba profundamente vinculado y cuya historia era igualmente de mi interés y por lo mismo, guiado por la sensación intuitiva de que encontraría respuestas y conexiones, hacía referencia al mismo cada vez que la oportunidad se daba. Ese personaje era por supuesto el desaparecido investigador Jacobo Grinberg con quien tenía décadas de mantener una profunda y peculiar relación más allá de lo físico. De aquellos aparentemente casuales comentarios hechos a diversas personas obtuve valiosos datos y contactos.

Entre algunas de ellas se encontraba por supuesto Ana quien a su vez lo había comentado con su hija Mariana quien en alguna ocasión tuviera la gentileza de organizar una comida en su casa a fin de que pudiera reunirme con Dulce su amiga y que años atrás fuera colaboradora de Jacobo por invitación expresa del mismo según ella misma me confiara, pues está última tenía facultades de interés para el investigador. Sin embargo una de las conexiones más significativas del contacto con Mariana surgiría por intermediación de Alonso García su esposo a quien tuve la oportunidad de conocer en una ocasión en que ellos tuvieron igualmente la gentileza de invitarnos a comer a Mónica y a mi a su casa ubicada en ese entonces en las Lomas de Chapultepec.

Durante esa plática y en algunas posteriores me fui enterando que mi anfitrión traía el cine y la literatura en la sangre pues era hijo de un productor y en su casa paterna era común encontrarse  con personalidades como el gran director español Luis Buñuel, e igualmente era sobrino de la afamada escritora Guadalupe Loaeza. Alonso había terminado recientemente sus estudios en Alemania y a su regreso Televisa había creado la Dirección de Planeación y Desarrollo de Contenidos de la que el era director. 

Pero evidentemente el cine no era el pretexto para aquel encuentro, sino Jacobo Grinberg y más específicamente Pachita, pues resulta que Alonso, en una etapa de su vida, había vivido en una casa propiedad de su tío Guillermo Tovar de Teresa historiador y cronista de la ciudad, misma que estaba ubicada en la colonia Roma cercana a la fuente de las Cibeles.

En ese espacio, me decía Alonso, había vivido un sinnúmero de veces fenómenos que describía como extraños, sin juzgarlos ni como positivos ni negativos. Uno de ellos que más recuerdo pues del mismo hizo reiterada referencia, era como la sensación de ser llevado de pronto a un espacio distinto a aquel percibido por los sentidos físicos. Tiempo después, cuando ya Alonso no vivía en dicho lugar se enteró que aquella casa había sido una de las utilizadas por la sanadora para realizar sus milagrosas operaciones. Aquellas vivencias habían despertado su interés en los relativo a Pachita y Jacobo en su biógrafo.

Por mi parte no podía más que intentar escuchar con atención su relato tratando de evitar todo tipo de juicio al respecto de sus experiencias personales aunque si agradeciendo la confianza de compartirme las mismas y a mi vez intentaba relatarle algunas de mis múltiples experiencias vividas asociadas con el mundo espiritual entre ellas aquellas que me vinculaban igualmente con el hijo de Pachita y con Jacobo y, como en tantas otras ocasiones, una vez más fue natural que en algún momento la plática me llevara a hacer referencia a Regina de la cual él no tenía mayor conocimiento hasta ese momento.

Al finalizar aquel grato encuentro nos despedimos agradecidos de la pareja y para mi sorpresa unos pocos días después recibía de parte de Alonso una nueva invitación a comer. El lugar acordado como una gentil consideración hacia mi era un restaurante vegetariano ubicado al Sur de la Ciudad. El propósito de este nuevo encuentro era comentarme que producto de aquella reciente plática se había despertado en él un inusitado interés por saber más de la vida de Regina  por lo que incluso había conseguido el libro y, como lo he escuchado de tantas otras personas incluido yo mismo, lo había leído sin poder parar hasta terminarlo. Lo allí narrado simplemente lo había fascinado, lo cual no me sorprendía en lo más mínimo dada su sensibilidad personal y como creativo, así como por su cercanía de vida con personalidades vinculadas a la literatura y la historia.

Así que una vez que me relatara sus impresiones me solicitó que lo pusiera en contacto con Antonio, el autor del libro. Tan pronto pude localizar a mi ahora muy cercano amigo Antonio le narré brevemente los sucesos y acordamos una cita en su despacho. Pocos días después se encontraban Antonio y Alonso en la calle de Alumnos cercana a la entrada de la flores en Chapultepec, y después de conversar el testigo le mostraba a Alonso el cuartito de Regina así como los objetos personales que el mismo resguardaba.

Cada vez más y más se materializaba en la mente creativa de Alonso un proyecto y el propósito de aquellos encuentros era intentar realizar una producción para televisión internacional basado en la vida de la dakini. Ante tal propuesta fue inevitable que Antonio le comentara al potencial productor que existía, desde hacía muchos años atrás, un guion para cine mismo que fuera elaborado nada mas y nada menos que por su cercana amiga Laura Esquivel. Incontables detalles de aquella historia me habían sido relatados principalmente por Antonio y algunas otras por la propia Laura en diversas ocasiones y por su relevancia considero que vale la pena reproducirlas en este espacio.

Dicho guion había surgido ya de por si de peculiar manera, pues durante el rodaje en el norte del país de la película basada en su célebre libro "Como agua para chocolate", Laura había sufrido un desvanecimiento repentino y tuvo que ser retirada del set y llevada inconsciente en la parte posterior de un auto rumbo al hospital más cercano. Sincronicamente Laura fue acompañada y cuidada durante aquel viaje de emergencia por Regina, actriz protagónica, de apellido Torné, en cuyas piernas descansaba su cabeza.

El incidente no pasó a mayores y Laura se recuperó de manera milagrosa y sin posteriores complicaciones, pero algo en el interior de la escritora fue tocado quizá y ello la llevó a perder temporalmente el interés por los detalles del rodaje que en ese momento realizaba su entonces pareja, el creativo actor y cineasta Alfonso Arau, para concentrarse totalmente en elaborar y finalizar un guión para cine basado en la vida de Regina, la dakini.

Algún tiempo después por intermediación de Alfonso se acercaban a Laura y a Antonio los famosos actores y productores de Hollywood, Kirk Douglas y su hijo Michael. El propósito era llevar a la pantalla grande una película basada en el recientemente elaborado guión ofreciendo invertir en el proyecto varios millones de dolares.

Una vez acordados los detalles para la realización de dicho proyecto Alfonso inició la búsqueda de locaciones para la filmación entre los cuales se encontraban por supuesto el Tibet y China. Cuando se presentó la solicitud de permiso ante el gobierno Chino y este último se dio cuenta de que la historia afectaba su imagen, se le indicó que lo que debía hacer era presentar un proyecto donde se hablaba solo del interés de filmar parte de la belleza y el legado cultural del pueblo chino sin más y que entregara una cierta cantidad de dinero así el proyecto sería autorizado sin objeciones. Una vez allá podían hacer lo que quisieran y cuando el material fuera presentado de manera pública se precedería a emitir la inconformidad oficial que comúnmente realizaba el gobierno chino cuando este consideraba que sus intereses eran afectados.

Ese guion nunca fue utilizado en parte por la separación de Laura y Alfonso como pareja pero ahora con Alonso una vez más este volvía a ser el eje fundamental alrededor del cual giraba un nuevo proyecto.

Hubo algunas otras reuniones preliminares en el inter con los involucrados  a la que igualmente fui invitado y semanas después Mariana y Alonso una vez más serían anfitriones de una comida donde los invitados especiales eran Laura Esquivel, la autora del guión y Antonio Velasco Piña en calidad de testigo y poseedor de los derechos del libro. Otras personas colaboradores de la empresa productora Salsa.Inc recientemente creada por Alonso y Juan Cristobal Salinas, se encontraban presentes y más por gentileza que por formar parte o ser de utilidad alguna en el proyecto que en ese simbólico encuentro daba inicio, fuimos igualmente invitados mi ex pareja Mónica y yo.

Sin embargo producto de aquella oportunidad que me permitió presenciar aquellos acontecimientos es que puedo dar mi testimonio de diversos fenómenos espirituales que se manifestaron durante el avance del mismo.

Uno de ellos de especial relevancia fue el hecho de que por intermediación de una médium vinculada con el para ese entonces ya espíritu del ex medium cubano Jorge Berroa, se entregaba un mensaje de parte de Beethoven, el genial músico alemán y que implicaba el estar al tanto por parte del mundo espiritual de la realización del mencionado proyecto, mismo que apoyaban pero advirtiendo de los riesgos del mismo. Mensaje dirigido a Antonio mismo que me fue permitido escuchar quizá por haber sido designado de manera fortuita como enlace y ser igualmente una de las pocas personas al tanto del mismo en ese momento.

El otro evento que por su relevancia valdría la pena compartir se daría ese mismo día de la comida. Un medium vinculado igualmente con Berroa había recibido indicaciones de que se entregara a los hijos de los políticos de aquellos convulsos años 90´s algunas lineas tomadas de uno de los textos de Antonio, mismos que a la ves que servían de advertencia ante los eventos del presente quizá les aclararían algunas dudas sobre aquellos años de sus infancia. Nuevamente como mi papel no es juzgar simplemente accedí a llevar los dos sobres mismos que entregué a Alonso al despedirme al final de la comida que marcaba supuestamente el inicio del proyecto. Uno de ellos estaba destinado a Mariana su esposa y otro a Juan Cristobal.

Partimos ese miércoles por la tarde rumbo a casa de Laura pues a las siete sería nuestra acostumbrada cita para el estudio del curso de milagros. Ella viajaba en su camioneta con su chofer y Antonio era llevado por el chofer de Alonso a su casa pues probablemente, advertido antes, no acudiría ese día. Por nuestra parte, Mónica y yo viajábamos en mi auto que para ese entonces aún circulaba ese día de la semana.

Tan pronto llegamos a una de las avenidas principales nos encontramos con un muy intenso huracán que atestiguaríamos azotaría con gran intensidad a buena parte de la ciudad de México. Volaban enormes ramas de arboles que milagrosamente no golpeaban nuestro auto y esto continuó a nuestro paso por la avenida Reforma y hasta los Viveros de Coyoacán donde al igual que en diversos puntos de la ciudad fueron arrancados numerosos árboles y anuncios espectaculares causando incontables daños entre ellos a lineas y postes eléctricos y telefónicos. Incluso la propia Laura fue víctima de la violencia de aquellos vientos pues en la azotea de su casa un toldo recientemente instalado mismo había sido arrancado.

A continuación transcribo los párrafos contenidos en aquellos sobres, y que fueron extraidos como se indicó del libro escrito por Antonio sobre la vida de Jorge:


“... principios del ... año de 1994 ... sus amigos del más allá informaron al médium que se aproximaban días en extremo difíciles para México. Las fuerzas más tenebrosas provenientes del mundo de las tinieblas estaban agrupándose para llevar a cabo un demoledor ataque en su contra. Intentaban no solo eliminar hasta la menor probabilidad del florecimiento de una nueva era, sino aniquilar a la nación que la estaba incubando.
Los acontecimientos no tardaron en corroborar la verdad de lo anunciado por los espíritus. Uno tras otro fueron dándose una serie de infaustos sucesos. La nación se vio envuelta en una oleada de crímenes políticos y en una crisis económica de gran magnitud. La desconcertada población no lograba adivinar las posibles causas de los inesperados eventos. En realidad cuanto acontecía en los planos materiales y visibles era tan solo un pálido reflejo de lo que estaba ocurriendo en otras dimensiones. El 21 de diciembre de 1994 tuvo lugar en estas una trascendental batalla, en la cual las fuerzas demoniacas intentaron destruir la identidad y el espíritu mismo de México. Estuvieron a punto de lograrlo. No lo consiguieron gracias a la heroica resistencia de todos los seres luminosos que desde diferentes planos custodian al país y a su valiosa herencia sagrada ...”
Hombres que quieren ser”; Antonio Velasco Piña


Aquel proyecto de tanto interés para Alonso se detuvo y ya nada más volví a saber. Antonio una vez más no manifestó extrañeza alguna pues sabía que todo cuanto ocurre es perfecto y siempre está en manos superiores. Por mi parte no pude menos que sorprenderme de la sincronía del mensaje y su entrega con aquellos eventos. Una vez más el guión para la película de Regina quedaba en espera de otra oportunidad, sin embargo en medio de todos estos episodios más de un medium nos indicó tanto a Antonio como a mi que percibieron diversas presencias espirituales acompañando a los involucrados en el mismo entre ellas la virgen de Guadalupe y la Iztaccihuatl, supremas guardianas de México y representantes ambas de lo femenino, sagrado y cósmico.


- Presencias de otra dimensión durante una ceremonia en Huehuecoyotl

Pasados los años y ya en cercana amistad con Laura Esquivel y Antonio Velasco Piña me enteraba que Alberto Ruz regresaba temporalmente a México después de una larga estancia fuera del país cumpliendo con la encomienda de unir energéticamente América desde Aláska hasta la Patagonia. En ese momento aún no había terminado su peregrinaje y tanto él como su Caravana de Guerreros del Arcoiris se encontraban un poco al Norte de su destino final pero ya en América del Sur, en Venezuela según recuerdo. El propósito de esa temporal interrupción era que los escritores anteriormente mencionados quienes eran igualmente sus amigos desde hacía muchos años atrás presentaran su tercer libro titulado “Hay tantos caminos” donde el autor hablaba una vez más de sus aventuras con la caravana. Acompañado de Mónica acudí a dicha presentación que fue realizada en una pequeña librería de la colonia Condesa en la Ciudad de México cercana a la casa donde antes viviera ubicada en la Colonia Roma. Fue allí y hasta ese momento que tuve oportunidad por vez primera de encontrarme personalmente con Alberto quien al cierre de dicho evento hizo mención, a modo de invitación, de otro que se llevaría a cabo en Huehuecoyotl algunos pocos días más adelante, una especie de celebración de aniversario que coincidía con el retorno temporal de uno de los principales fundadores de esa ecoaldéa décadas atrás. La cita era para el próximo 12 de Febrero, muy pocos días más adelante. Tan pronto escuché aquello sentí un llamado, por muchas razones que ya antes comenté en este relato y por que precisamente ese día era mi cumpleaños. Le compartí a Mónica mi interés en acudir y ella accedió a acompañarme.

Producto de diversas sincronicidades que se habían venido tejiendo desde hacía muchos años atrás, en los siguientes días llegaban a mis manos un par de anillos atlantes de plata que sentí debería llevar conmigo para hacer un pequeño ritual de pareja el día de aquella cita, pues derivado de diversas revelaciones que se me iban entregando por diferentes medios, sabía que entre nosotros existía un profundo y milenario vínculo atlante. Que mejor lugar para hacerlo que aquellas montañas.

Llegado el día de la cita llegamos dentro del tiempo sin tiempo por la tarde temprano, recorrimos juntos la ecoaldea, compartimos diversos espacios de la celebración consintiente en charlas recapitulando historias personales y colectivas, así como conciertos y alimentos generosamente compartidos con todos los asistentes y casi al final, ya en la penumbra de una noche que empezaba  a cubrir de sombras las montañas, una danza colectiva, última actividad daba cierre a las celebraciones.

En esos momentos le propuse a mi compañera que nos alejáramos un poco de aquella pequeña multitud. Tomándola de la mano caminé con ella algunas decenas de metros hasta un claro al lado de la montaña. Una vez allí, cobijados por una obscuridad solo penetrada por la luz de las estrellas y alguna lejana fogata me acerqué a ella, busqué en mi bolsillo los anillos y mutuamente nos colocamos el correspondiente en el dedo anular de nuestras respectivas manos izquierdas. Nos besamos tierna y profundamente, nos abrazamos de igual manera y cerramos nuestros ojos permaneciendo en silencio un largo rato. De pronto nos encontramos una vez más, como en tantas otras ocasiones previas, no pocas de ellas vividas en este mismo valle, rodeados de una presencia que no sabría como describir. Algo nos envolvía, estábamos más allá de esta dimensión y del tiempo. Sin decir palabra alguna y con los ojos cerrados ambos sabíamos que el otro percibía lo mismo y ninguno deseaba romper la magia de aquel instante que, aunque sin comprender, compartíamos. Prolongarlo era más fuerte que la curiosidad mental que nos llamaba a abrir los ojos para tratar de entender que ocurría. Sabíamos en nuestro interior que una presencia flotaba sobre nosotros, una presencia extraña de la que incluso empezaron a dar testimonio numerosos perros que poco a poco se acercaron a nosotros y empezaron a rodearnos ladrando de manera insistente y formando un círculo a nuestro alrededor que el sonido permitía intuir como de algunos metros de diámetro. Sin embargo algo en nuestro interior decidía no temer y así abrazados con los ojos cerrados permanecimos dentro de aquel extraño no-espacio del no-tiempo hasta que pasado un tiempo imposible de determinar de pronto todo se detuvo y sentimos abrir nuestros ojos y continuando con nuestro silencio lentamente regresamos con la intención de dejar el lugar y retirarnos a descansar.

Un vez hospedados en una de las cabañas del hotel Valle Místico ubicado muy cerca, en este mismo valle, comentamos los eventos recientemente vividos confirmando ambos las mismas experiencias y sensaciones. Aquel había sido nuestro ritual de unión como pareja y aquellas extrañas presencias, incluidas las estrellas, la montaña y los caninos guardianes, nuestros testigos. 

La anterior experiencia se sumaría a otra muy similar que nos ocurriría más adelante donde igualmente por la noche, al finalizar la presentación del estreno mundial de la ópera “La leyenda del Tepozteco” del músico chiapaneco Federico Alvarez del Toro que se llevara a cabo en una planicie de esa misma cadena montañosa también aledaña a la ecoaldea pero más cercana al poblado de San José de los Laureles, una vez más ambos experimentamos algo indescriptible. Mientras el público se retiraba hacia la zona destinada ese día como estacionamiento para tomar su auto, nosotros nos alejamos un poco y caminamos hacia la orilla de la montaña. Allí de pronto algo como una intensa corriente nos tomó durante un incontable tiempo sin tiempo y recorriendo nuestros cuerpos nos energetizó manteniéndonos inmóviles y a la vez en una sutil vibración, todo ello en medio de una profunda y amorosa sensación de deliciosa paz. Cuando esta cesó y pudimos movernos regresamos a dormir a Amatlán donde de forma extraordinaria coincidíamos con los padres de Mónica para compartir el espacio. Sin embargo nada comentamos con ellos de aquel evento pues del mismo, al igual que de tantas otras experiencias que compartíamos entre nosotros como pareja, no tenía sentido hacer mención con nadie más.

Alberto por su parte más adelante regresaría a Sur América a terminar su encomienda para después incluso permanecer alrededor de un año en Brasil apoyando programas sociales del presidente Lula da Silva, muy en especial llevando, junto con sus guerreros, actividades culturales a los jóvenes de la zonas marginadas denominadas favelas. A su regreso a México Alberto igualmente se integraría como subdirector al equipo de Laura Esquivel quien para ese entonces encabezaba la dirección de cultura de la delegación Coyoacán, cuya sede se encontraba en la casa de la Cultura Jesus Reyes Heroles aledaña a Los Viveros. Antonio Velasco Piña fue llamado desde el inicio a ser uno de los subdirectores y a la llegada del subcoyote una vez más los tres se reunirían como equipo para continuar sus misiones individuales dentro de lo colectivo.



- El video sobre El valle sagrado del Urubamba

En cierta ocasión, derivado de la relectura de ese mismo texto de Antonio titulado Cartas a Elizabeth” pero ahora ya en cercana amistad con él, me encontré con la referencia a un video que había sido realizado a principios de la década de los 80´s, titulado “El valle sagrado del Urubamba” profundamente vinculado con el mismo conocimiento custodiado en el valle sagrado de Tepoztlán según me fuera revelado por intermediación de Lilia años atrás.

Interesado en dicho material visité a mi amigo en la calle de Alumnos y lo interrogué sobre la posibilidad de ver el mismo. Antonio se levantó para dirigirse al librero de la parte posterior de su despacho y regresó con una lata metálica de unos 30 cm. de diámetro con una etiqueta donde aparecía el título del material y el nombre de su gran amigo de toda la vida recientemente fallecido cuyo nombre fuera Francisco Lerdo de Tejada. Tomando asiento nuevamente la abrió y me mostró su interior donde se encontraba el vídeo en un rollo de formato de 16 mm, mismo que después de encargármelo mucho me lo entregó con gran gentileza y generosidad como es su naturaleza. 

En esa misma plática Antonio me comentó detalles de la filmación de dicho material, entre ellos de la oportunidad que tuvieron de entrevistarse ambos con Daniel Ruzo, el erudito peruano estudioso de las montañas del planeta donde la cuarta humanidad había sobrevivido del diluvio, mismo que, después de viajar de manera incansable terminara sus días en la cercana ciudad de Cuernavaca, desde donde se trasladaba con frecuencia a este majestuoso valle para continuar con sus estudios. Dicho material había sido realizado por el reconocido documentalista Demetrio Bilbatua, quien junto con Antonio y Francisco en calidad de asesores históricos, había viajado hacía el Perú al encuentro con el llamado camino del inca, mismo que corre a orillas de río Urubamba, ruta custodia de milenarios tesoros y legados.

Conversamos como siempre sobre algunas cosas más asociadas a Regina, a Jorge Berroa y a los eventos presentes que marcaban los signos de los tiempos como era nuestra costumbre y terminada nuestra amistosa charla me despedí llevando conmigo el vídeo. Una vez más al preguntarle a Antonio por algún material me lo entregaba con gran generosidad y sin hacer mayores preguntas. 

Años atrás me había entregado el disco compacto con las canciones del musical de Regina, la cual fui llevado a ver gracias a la milagrosa materialización de un boleto que apareció en la calle  frente a mi una tarde mientras caminaba por la ciudad. Igualmente conservé durante muchos meses un pedazo de mica que Regina recogiera de la pirámide del Sol durante su visita en 1968 a Teotihuacan y que él como testigo guardaba entre los objetos personales de la dakini. El propósito de aquel préstamo era meditar con dicha mica cargada de milenarias memorias intentando obtener respuestas directas que me ayudaran a desentrañar algunas de las interrogantes que por medio de numerosas revelaciones me habían sido entregadas desde tiempo atrás.

Otro de los tesoros que tuve conmigo por un tiempo fueron dos volúmenes empastados que contenían la colección completa de la publicación periódica en formato cómic titulada “Los chichitecas” y que fueran publicados años atrás y que trataban de manera amena y ligera sobre los profundos conocimientos de las culturas prehispánicas de México, proyecto que había sido posible gracias al trabajo tanto de Antonio como de su amigo Francisco, nombres que una vez más quedarían asociados a mi vida y mi relación con Antonio cuando tiempo atrás este me obsequiara una enorme lámina de obsidiana pulida en una de sus caras a modo de espejo. Sincronicamente por esos mismos días Ana Luisa Solis, otra querida amiga, maestra de caminatas y guardiana de Regina, sin saber conscientemente nada del asunto me hacía llegar un texto, de su igualmente amigo, en cuyo prefacio aparecían los párrafos siguientes:

Tezcatlipoca, cuyo significado literal es "Su humear del espejo", hace referencia a una muy antigua técnica para conocer el verdadero yo y llegar a la esencia primordial del ser. Esta consiste en mirar el propio rostro en un espejo de obsidiana, a determinada hora de la noche y a la luz del fuego de un ocote.
Quienes lo han experimentado saben que después de un tiempo, cuando el cuerpo esta relajado y la mente quieta, en la superficie del espejo aparecen ondanadas de humo en constante movimiento, lo cual activa ciertas neuronas que permiten percibir sensaciones y estados extracotidianos. Para ello, es preciso rasgar las nubes de humo, cruzar la barrera brumosa y observar los signos ocultos que se despliegan formando una insólita geometría en la que no existe tiempo ni espacio, un mundo vivo de fuerza y poder, inmerso en el rojo y el azul de un crepúsculo armonioso. A partir de allí, es posible acceder a otros niveles de consciencia, a diferentes planos o regiones, anulado ya el sentido de individualidad. Y en ese mundo metafísico, superados los sentidos y la razón, es posible comprender el perfecto orden del universo y nuestra esencia como parte integrante del todo con una misión específica en la obra cósmica.
Más allá, quizá se logre el gran vacío que todo lo llena y aun más, la iluminación. Esta obra esta integrada por una serie de relatos, como otras tantas alegorías del camino hacia Tezcatlipoca, aun cuando todavía existe mucha bruma en el reflejo.

Bruma en el reflejo; Prefacio: Francisco Lerdo de Tejada

Una vez más era un espíritu quien me vinculaba con Antonio y con Francisco ahora igualmente espíritu. Ese espíritu era Daniel Ruzo y este no sería el último encuentro. Tenía pues conmigo el video pero en un formato del que no tenía medio alguno para reproducir. Así que solo podía confiar en que la guía superior proveería los medios.

Por ese entonces Diego Herrera, hermano de Mónica mi entonces pareja, músico y ex integrante del famoso grupo Caifanes, tenía un vínculo muy cercano con Tom Lake un norteamericano radicado en Atlanta que tenía una escuela de chamanismo llamada denominada International School of Shamanism. Por su conducto fui invitado a conocer a Tom y a participar en alguno de los talleres que este impartía.

Sintiendo el llamado interior acepté la invitación y allí tuve la oportunidad de conocer a numerosas personas de gran calidad humana interesadas en el crecimiento personal y espiritual incluido el propio Tom por supuesto. Poco a poco me percataría del hecho de que muchos de los participantes, al igual que Diego, estaban vinculados con la creación de medios: Cinematografía, video fotografía, música, etc..

El primer encuentro ocurrió el primer día del primer taller cuando sincronicamente entre los asistentes al mismo conocí a Sergio Muñoz con quien se dio una cercanía natural desde el primer momento. En medio de una plática casual entre nosotros este me comentó que era director y guionista de cine y dada mi total ignorancia en esos temas me pareció que él era una excelente fuente de información por lo que le comenté del vídeo y del formato en que se encontraba a fin de que me orientara sobre las posibles opciones para reproducir el contenido del mismo.

Con igualmente gran generosidad, y apenas habiéndome conocido me dijo que tenía presupuesto de un proyecto y que si le daba el rollo con gusto lo transferiría a un formato más moderno para que pudiera verlo. Encantado le dije que aceptaba su ofrecimiento y algunos días después nos encontramos nuevamente, le entregué el material suplicándole tuviera gran cuidado con el mismo pues como le había comentado era propiedad de un amigo y me despedí dándole las gracias y quedando a la espera de noticias suyas.

Algunos días más adelante, recibía "malas" noticias de parte de Sergio quien me decía que lamentablemente al intentar hacer la transferencia los encargados se habían percatado del que el material estaba casi inservible debido a la presencia de moho. Sin embargo una vez más de manera milagrosa, con gran generosidad me dijo que que como parte del mismo presupuesto, sin costo alguno para mi, cubriría los costos de procesamiento del material en un laboratorio y entonces se le transferiría.

Después de algunos intentos quedó claro que ni aún con un muy minucioso proceso, cuyo costo sería excesivo, había garantía de poder recuperar la totalidad del material. Muy apenado me citaba para devolverme el rollo en las instalaciones de la empresa New Art Digital ubicada en Altavista al Sur de la ciudad de México, cerca de mi domicilio ubicado en Coyoacán, en cuyos laboratorios se había intentado tanto la transferencia como el procesamiento posterior.

Parecía que había vuelto al principio o incluso más atrás, sin embargo la milagrosa intermediación de Sergio había abierto un nuevo canal. Días después era citado en las oficinas de New Art pero ahora en las ubicadas en Coyoacán. Me encontraba en la planta baja en la recepción cuando la secretaria me indicó que subiera a uno de los pisos superiores donde me esperaban.

Tomé el ascensor y al llegar al piso indicado me encontré con la oficina del realizador del video y dueño de la empresa quien me recibía en su despacho extendiéndome la mano e invitándome a tomar asiento. Me acerqué con la mano igualmente extendida y al estrechar la suya le dije ¡Es un honor conocerlo!, después de referirme a él como Don Demetrio, como le he escuchado a numerosos cineastas, incluido mi amigo Sergio, referirse a el. 

Después de esa pequeña formalidad introductoria y ya sentados ambos pasó directamente al punto y me dijo sin rodeos y en un tono que me pareció un poco menos amistoso. ¿Como es que tiene usted mi material?. Comprendí de inmediato que le habían informado del rollo y de los intentos de transferencia pero como yo nada tenía que temer pasé simplemente a narrar los hechos de manera lo más concreta posible. En el mismo instante que mencioné a mi amigo Antonio, Don Demetrio cambió radicalmente su actitud y enfático afirmó. ¡Dime Demetrio!, las personas de cine nos hablamos de tu. Por supuesto agradecí la confianza aunque para mis adentros pensé que lo más que vinculaba con ese el llamado séptimo arte del cual él era un profesional, era el hecho de que yo era un espectador desde pequeño.

Acto seguido me preguntó ¿Que interés tienes en este material?. A lo que respondí simplemente que desde hacía muchos años atrás estaba vinculando e interesado en el tema del que trataba ese documental, mismo que sabía por mi amigo había sido merecedor de un premio Ariel por parte de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas. Demetrio al ver mi interés en su trabajo, de manera similar a lo que ocurriera antes con mi amigo Antonio, se dirigió a un librero ubicado al fondo de su despacho para, de entre otros muchos premios y reconocimientos que se encontraban allí, tomar en su mano el mencionado Ariel y mostrármelo.

Por último me preguntó ¿Vas a usarlo con fines comerciales?, aclarándome que de ser así el mismo se me vendería por pietaje (pies de cinta) en dolares americanos. Tan pronto respondí que no era mi intención hacer uso comercial del mismo, sino solo recuperar un valioso testimonio fílmico que llevaba enlatado sin poder verse desde hacía más de dos décadas cuando fue presentado al publico, Demetrío llamó a uno de sus asistentes y le dio instrucciones para que me entregara una copia en formatoVHS misma que fue tomada de su propio catálogo consistente en más de mil documentales y que conservaba la empresa en formato Betacam.

Me despedí expresándole mi profundo agradecimiento por su generosidad y una nueva sorpresa me esperaba mientras esperaba el material que se me entregaría. El técnico encargado de la transferencia me invitó a ver parte del material que editaba en ese momento y que era un video consistente en breves fragmentos de los numerosos documentales realizados por el gran documentalista a lo largo de su carrera. Dicho material se preparaba para ser presentado próximamente en la Cineteca Nacional durante un homenaje a Don Demetrio por sus 50 años como realizador. La música del fragmento que se me mostraba en ese momento era ni más ni menos que una canción del grupo Cielo y Tierra, profunda sincronicidad.


Posteriormente el material fue transferido a formato formato DVD y tan pronto fue posible fue puesto a disposición de todos los interesados por medio del internet. El rollo se lo devolví a mi amigo Antonio junto con los videocasetes y le relaté esta pequeña odisea.




El valle sagrado del Urubamba, un valle profundamente


Dos anécdotas que me relatara mi amigo al respecto del encuentro con Daniel Ruzo y su obra años atrás, cuando se preparaba la realización del documental fueron las siguientes. En alguna de las ocasiones que Antonio y Francisco fueron a visitar a Daniel a su despacho en su casa de Cuernavaca, donde esté último como antes mencioné, fascinado por la importancia del conocimiento custodiado en El valle sagrado de Tepoztlán y del cual deja testimonio en su obra homónima, después de recorrer numerosos lugares sagrados del planeta había decidido fijar su residencia cerca de dicho valle, les hizo el comentario siguiente "¡Que curioso!, yo peruano me intereso en el conocimiento de México y ustedes mexicanos en el de Perú". 

Quizá algún día los propios mexicanos nos interesemos más en este majestuoso valle y quizá hasta se realice un vídeo que plasme al menos en parte su belleza y sobre todo dé testimonio de sus legados.

La segunda anécdota estaría asociada al legado dejado por Don Daniel como le llaman sus discípulos. A la muerte del erudito este dejó un extenso archivo con sus investigaciones y en alguna ocasión Carola, su viuda, se lo ofreció a Antonio a fin de que se continuaran o al menos no se perdieran las mismas. Sin embargo este amablemente tuvo que rehusar el generoso ofrecimiento pues su misión de vida había sido ya marcada años atrás con la encomienda de Regina y para él aquella era más que suficiente responsabilidad.

Con esto finalizaba la etapa asociada con el video, una vez más este valle sagrado era protagonista para mi de una historia asociada con el cine y la literatura.


- El contacto para la republicación de la obra de Ruzo, por intermediación de queridos amigos colombianos profundamente vinculados con los atlantes, egipcios y mayas.

Un personaje que jugaría un papel fundamental en todo esto sería Laura Lara, directora de Punto de Lectura de Editorial Santillana y editora de Laura Esquivel, de allí la relación fundamental entre ambas. A Laura la conocí como compañera del Curso de Milagros al que fue invitada a participar pues pasaba por una etapa personal difícil y nuestra anfitriona sintió que aquel espacio le sería de alguna utilidad como de hecho ocurrió.

Laura Lara era una mujer de gran profesionalismo y muy entregada a su trabajo como lo mencionaba de manera reiterada nuestra amiga escritora, afirmación que yo mismo constaría de diversas maneras, entre otras por los hechos que voy a relatar. La relación entre nosotros se empezó a estrechar en buena medida cuando mi auto ya no circulaba y yo aprovechaba para caminar por Coyoacán hasta la sede del curso. Durante un tiempo generosamente ella algunas veces me llevaba en su auto a casa de regreso y en esos trayectos ella tuvo la confianza de compartir conmigo algunas de sus sus cuestiones personales y con ello empezamos a conocernos un poco más. Por una parte aquellas conversaciones servirían para tratar de poner ambos en práctica el curso y con aquella guía superior que en ese momento nos enlazaba milagrosamente sus inquietudes se fueron resolviendo y encontrando sus propias respuestas por medio de las cuales le fue posible alcanzar la tan anhelada Paz que buscaba.

Por otro lado, dada su entrega profesional, a la vez que cumplía con sus compromisos previamente establecidos, siempre estaba en busca de nuevos autores y proyectos. Ante su interés le comenté más de una ocasión, como lo hacía con mis compañeros de curso, sobre mis vínculos de años con autores como Jacobo Grinberg, y en particular con Estusha para entonces poseedora de los derechos de la obra de su padre entre ellos los del I.N.P.E.C. (Instituto Nacional para el Estudio de la Consciencia) que fuera fundado por el desaparecido investigador y que era a su vez sello editorial de buena parte de su obra.

Laura poco a poco se fue interesando en al menos publicar inicialmente parte de su extensa obra, pero aunque se lo comenté a Estusha en más de una ocasión ella no manifestó el menor interés e incluso pereciera que le incomodaba la sugerencia o al menos desconfiaba de mis intentos de ayuda desinteresada. Dado lo anterior, tratando de hacerme a un lado le envié los datos para que quizá ella misma se pusiera en contacto, hecho que nunca ocurrió. Todo siempre es perfecto.

Por otro lado me era igualmente cercana e importante la obra de Antonío Velasco Piña y hasta la conocía mejor, pues a diferencia de los 46 libros de Jacobo de los cuales quizá he leído a lo sumo la mitad solamente que pude conseguir, la obra de Antonio consistente en 17 libros hasta este momento la he leído completa y más de una vez intentando estudiar su elevada visión y profundo contenido. 

Para ese entonces Antonio y yo ya éramos muy buenos amigos y Laura Lara lo conocía  perfectamente tanto como compañero de curso, como amigo de Laura Esquivel y como escritor reconocido, sin embargo, aunque ella tenía algún conocimiento de su obra parecía no tener una perspectiva completa sobre la misma y sobre todo sobre un aspecto que yo en lo personal consideraba fundamental. La enorme trascendencia de la misma.

Para mi era inevitable compartir con mi nueva amiga parte de los eventos que se tejían alrededor de mi vida donde los textos de Jacobo y de Antonio jugaban un papel fundamental Mismo que ella escuchaba con gran interés haciéndome las correspondientes preguntas. Aunados a los anteriores autores se encontraban dos más. Germán el padre de Mónica mi ex pareja y por algunos meses al menos compañera de curso, y el peruano Daniel Ruzo cuya obra era muy difícil de encontrar debido a que desde hacía muchos años se había dejado de publicar. De aquellas casuales más no intracendentes conversaciones se desprenderían con el paso del tiempo varios milagros, pues a excepción del caso de Jacobo, la editorial de la que mi amiga era directora republicaría buena parte de la obra de los tres autores antes mencionados.

Dos casos en particular eran de mi muy especial interés. Antonio y Germán Herrera mi entonces suegro, queridos amigos ambos. Tiempo atrás el primero había depositado su confianza en mí nombrándome su digamos "editor" y proponiéndome ser socios para intentar publicar la totalidad de su obra disponible en el novedoso concepto de impresión bajo demanda donde cada ejemplar se promueve en Internet pero solo se imprime una vez que está vendido, ahorrando importantes gastos entre ellos de almacenamiento y prometiendo porcentajes mucho mayores que los comúnmente ofrecidos a los autores en las opciones tradicionales de publicación.

Honrado por la confianza depositada exploré la opción durante algún tiempo y conté para ello con toda la ayuda por parte de Antonio pero de varias maneras las energías requeridas para la digitalización de textos, edición y revisiones finales, diseños de páginas Web y portadas, etc.,etc., estaban más allá de mis muy limitadas posibilidades. Sin embargo mientras exploraba las alternativas igualmente lo comenté a Germán para ver si se interesaba en que se incluyera en el proyecto su libro titulado “La Puerta: Una entrada a otra realidad” mismo que consideraba relevante por diversas razones más allá de los vínculos afectivos derivados de la relación personal con él autor, su hija y su familia y que tenía una ventaja fundamental pues el mismo ya estaba en formato digital en versión final para uso editorial. A diferencia de Antonio, Germán, era en ese momento un hombre muy mayor y no era nada fácil dar respuesta a la insistente inquietud que me planteaba ¿En que parte del mundo se encontraba la computadora que almacenaría el archivo de mi libro y donde se encontraba la impresora?. Por más que lo intenté recurriendo a analogías nunca logré darle una respuesta que lo tranquilizara y lo llevara a confiar explorar la opción propuesta. Sería hasta el momento de su fallecimiento que milagrosamente se me entregaría el archivo de su libro en versión PDF y con autorización de la familia se pondría a disposición gratuita en la Web.

Ahora, la aparición de Laura Lara hacía posible que una prestigiada editorial digna de Antonio una vez más tomara a su cargo la republicación de diversos títulos de “el testigo” de Regina y dado el profesionalismo y entrega además de amistad con Laura Esquivel e igual cercanía con el propio autor, estábamos seguros todos que nuestro común amigo escritor y su obra estaban en muy buenas manos. Un pendiente menos y un gran alivio, pero no puedo dejar de señalar que durante esa etapa de exploración el propio espíritu de Regina intervino de maneras por demás milagrosas. Una de ellas por medio de la entrega de mensajes a través de la obra de Antonio que este generosamente me confiara pues, al igual que años atrás tuviera la posibilidad de tener en mis manos los textos escritos por Jacobo y de su propiedad, mismos que me fue posible estudiar y hasta “sentir” durante mis estancias en su cabaña del bosque, para el caso de Antonio ocurría lo mismo pues recibí de manos del propio testigo todos sus ejemplares de Regina, en los diversos idiomas mismos que tuve durante varias semanas. Por intermediación de los mismos ocurrieron hechos que no puedo menos que calificar como prodigiosos. Al igual que en el caso de la obra del Dr. Grinberg en su momento, ahora, una vez más los textos eran utilizados para hacerme llegar importantes revelaciones de diversas maneras, una de ellas la extraña pero sincrónica caída de algún ejemplar cuyas páginas abiertas entregaban un significativo mensaje.






Dos pendientes más se resolverían algún tiempo después. El primero un par de meses antes del nacimiento de Valeria la primera hija de Laura, pues en algún momento otra milagrosa sincronicidad haría que me correspondiera presentar a Laura con el Dr. Luis Alfonso Ortíz Oscoy propietario del Hostal de la Luz ubicado en Amatlán con el fin de proponerle un proyecto por parte de la misma editorial. Durante aquella visita pude compartir vivencialmente con ella la belleza de este valle y sus montañas.

A través mío Laura tenía conocimiento de diversas personas vinculadas en su momento con Daniel Ruzo pues le había mencionado sobre Lilia una de sus exdicípulas, así como algunos detalles de la historia del video sobre el Urubamba y hasta de Carola, su viuda quien tenía entendido radicaba en Lima, Perú, sin embargo para ese entonces yo no tenía ningún contacto en México con quien  indagar más sobre los derechos editoriales de su obra. Un vez más sería la ayuda providencial quien se encargaría. 

Años atrás, durante mi travesía por Egipto guiado Fernando Malkún y Josefina Murillo su compañera, ambos colombianos, ante diversas revelaciones que me fueron entregadas por secretos guardianes de aquellas tierras me fue claro que de muchas maneras Daniel Ruzo en espíritu se hacía presente en ese viaje. Por lo mismo comenté con nuestros guías sobre su obra y estos por supuesto a partir de ese momento quedaron profundamente interesados en el investigador peruano y en el tema. Más adelante, durante alguno de sus viajes a México compartí con ellos el poco material que tenía en mis manos, entre ellos un ejemplar que como el resto de la obra era muy difícil de conseguir pero que apenas pocos días atrás había llegado a mis manos de manera sincrónica. Dicho texto titulado “Historia fantástica de un descubrimiento hablaba de cómo Daniel Ruzo había recibido ese conocimiento por medio Pedro Astete, su maestro y amigo.

El texto había viajado con Fernando y Jose por medio mundo literalmente, Colombia, Egipto, México con diversas escalas entre medio. Cuando les hiciera entrega del mismo se los había encargado pidiéndoles que por favor lo cuidaran y así lo habían hecho durante todo el trayecto. Estaba a unas pocas horas de regresar a mis manos el libro y justo cuando estaban por concertar la cita para devolvérmelo este desaparecía misteriosamente del equipaje personal donde hasta ese momento se encontraba. Muy apenados me llamaban pero ahora para disculparse, y yo pues por mi parte no podía decirles mucho más. Apariciones y desapariciones como esas me eran tan frecuentes que para que molestarme, era seguro que aquello no era intencional así que solo les dije que no se preocuparan. Sin embargo el mundo de lo invisible guardaba un plan y ellos serían  intermediarios.

Intentando remediar el extravío, del cual ellos se sentían responsables, habían continuado indagando por su parte sobre Ruzo y su obra con diversas personas. Incluso yo mismo les había comentado sobre su viuda a quien quizá pudieran localizar y contactar personalmente en Lima. Ellos por su parte habían conseguido nuevos contactos y algunos de los textos y hasta les fue posible dar con un ex alumno de Ruzo poseedor de la totalidad de la obra. Ahora, meses después mis amigos de paso por México una vez más me llamaban para decirme que habían recuperado el ejemplar extraviado, al menos en fotocopias, mismo que querían entregarme y me pedían si podía acompañar a Jose a conocer al mencionado ex discípulo pues Fernando estaría ocupado impartiendo alguna de sus conferencias.

Acompañé a mi amiga a la cercana ciudad de Cuernavaca distante a tan solo una hora e la Ciudad de México y allí tuve la oportunidad de conocer a Don Jesús Barrera quien había sido alumno directo de Don Daniel como siempre se refería a su maestro. En la mesa de su pequeño departamento tenía ante mis ojos por vez primera la totalidad de la obra de Ruzo y hasta documentos no publicados o con notas del mismo. Jose por un lado satisfacía en lo personal el interés de Fernando que los llevaba con Don Jesús intentado obtener fotocopias de ciertos textos. Yo por mi parte pensaba una vez más en la oportunidad de poner este conocimiento al alcance de las personas que pudieran estar interesadas. 

Teniendo el antecedente del mi amiga Laura, indagué en ese encuentro con Don Jesús sobre los derechos de su maestro y este me confirmó que los tenía Carola su viuda quien efectivamente estaba con vida y radicaba en Lima, Perú. Le pregunté si el podría entrar en contacto con ella para un posible convenio editorial e intercambiamos nuestros datos para seguir en contacto. Algunas semanas después recibía confirmación tanto de mi amiga editora como del ex alumno de Ruzo de la factibilidad e interés del proyecto, solo quedaba pendiente el encuentro entre ambos mismo que ocurriría apenas pocas semanas antes del nacimiento de su hija y que se daría una vez más por iniciativa de ella misma quien de manera enfática me dijo que le interesaba sobre manera llevar a cabo el mismo como último proyecto antes de su permiso de ausencia por alumbramiento. 

Una mañana, con una cita de por medio para el encuentro con Don Jesús esperaba ahora yo que Laura me recogiera en su camioneta para acompañarla. El lugar de la cita para nuestro encuentro era el mismo donde años atrás llevara a Leticia Gallegos (Uxyutl), ahora trascendida, quien procedente de Puerto Vallarta y de paso por la Ciudad de México me pedía la llevara a recoger medicina energética justamente a ese mimo lugar que se encontraba frente a mi actual casa misma que esta vinculada de más de una forma con Regina. En aquella ocasión Leticia, guiada una vez más por su amigo Hortom originario de Morlen, conocido por nosotros como Ganímedes una de las lunas de Júpiter, partía rumbo a Isla de Pascua al encuentro de las ciudades intraterrenas y sus secretos. Una vez más un antiguo vínculo me llevaba a este valle sagrado a una nueva cita e incluso algunos meses después la propia Regina sería mi intermediaria para visitar Chile y esa enigmática isla.

Pasados algunos meses en medio de mi estancia de varias semanas en Santiago de Chile, Laura me pedía que escribiera la introducción de la página Web de la editorial para Antonio Velasco Piña cuyos párrafos se tejieron con la perspectiva creada con la distancia de mi tierra, caminando las calles, plazas, parques y museos de esa bella ciudad enmarcada por la majestuosa y silenciosa presencia de la cordillera andina. Una vez encontradas las palabras le hice llegar la presentación vía correo electrónico a Laura antes de mi partida a Isla de Pascua. Evento curioso que me evocara igualmente otro de años atrás en que Fresia Castro, chilena, llegaba a mi vida por intermediación del mismo curso de milagros, y con quien, desde su llegada, se manifestaran profundos vínculos con diversas presencias entre ellos la Virgen de Guadalupe y Jacobo Grinberg quienes de diversas formas se habían manifestado. Años después  por una igualmente sincrónica intermediación del espíritu de Dante Alighieri, mi ya para entonces querida y cercana amiga me pedía desde Chile le enviara desde México algunas lineas para su texto de próxima publicación en su tierra titulado “¡Estamos todos muertos!”, mismo que meses después fue publicado en México y presentado por el propio Antonio.

El cierre de toda esta pequeña odisea ocurría cuando a mi regreso de aquellas australes latitudes, Laura me pedía los datos para hacer contacto con Lina, la madre de Mónica en ese momento ya mi ex pareja, pues la primera como viuda de German era poseedora de los derechos del texto. Algunos meses más adelante recibiría la satisfacción de que la obra de German mi amigo en vida, ahora espíritu, era finalmente publicada por una gran editorial  Tenía pues ahora por fin la certeza de que su archivo estaría en buenas manos y hasta sabía donde se imprimirían los textos, lo que no sabía ahora era donde se encontraba mi amigo, cuyas cenizas descansaban en este mismo valle, en el cementerio de Amatlán.

German había escrito años atrás, en su propio texto, un párrafo que sincronicamente me entregaría el mismo día y durante su propio funeral por medio de la caída del libro mismo que minutos antes había colocado yo sobre su féretro. Mensaje que revelaba su partida a otros mundos para continuar su evolución y que ante su contundencia y sincronicidad no pude dejar de compartir con la familia y amigos presentes.

“¡Qué prodigio más grande que pueda ser yo acarreado, sin mi voluntad, desde ser polvo, hasta convertirme en vegetal, animal y luego hombre, para ser proyectado a mil mundos más que aún no conozco, como nunca conocí hacia dónde iba a ser proyectado desde mi pasado! El pasar de la ignorancia a la sabiduría, de lo inanimado a lo vivo, son prodigios más “increíbles” que los que se describen de los Maestros. ”
 “La Puerta: Una entrada a otra realidad”; Germán Herrera

Por mi parte solo tenía la certeza de que ahora él, al igual que todos los textos y autores de este relato estaban guiados, como de hecho siempre todos los estamos seamos conscientes o no,  y que estaban en las mejores manos, las manos de Dios.



- Tiempo de separarse

Profundas vivencias a lo largo de los años nos habían vinculado como pareja. Desde el encuentro con un bosque sagrado hasta con un curso de milagros. Después de un ciclo completo de siete años  el propósito del enlace se había cumplido y llegaba cada vez con más y más insistencia la indicación de que era tiempo de empezar a separarnos. Ese mensaje llegaba a nosotros por diversos medios pero ambos oscilábamos entre el fluir intentándolo y el resistirnos. Un poco por amor, otro por costumbre y hasta adicción a estar juntos, manifestación del apego o miedo a separarnos.

Ya por esa etapa en una ocasión realizamos un ritual de pareja en el altar dedicado a Tonantzin Guadalupe aledaño a La Puerta de Amatlán con una figura de barro originaria de Perú que tiempo atrás Pablo, el hermano de Mónica, nos había regalado. La figura representaba un pareja hombre-mujer abrazada y que estaba “amarrada” a nivel de las cinturas con lana de alpaca multicolor. Ambos sentimos desde que nos fue obsequiada que la misma simbolizaba de alguna forma nuestra unión y decidimos en esa ceremonia, a modo de entrega a lo superior, “des-amarrarla”, quemar la cinta y entregar tanto las cenizas como la figura a la madre tierra. El paso del tiempo empezaba a permitirme comprender que Mónica representaba mi transición del pensamiento mágico que diera inicio décadas atrás con el encuentro con Lilia, hacia el pensamiento milagroso.

Un poco más adelante empecé, por sugerencia de Mónica, a hacerle un poco de espacio a la relación. Viajaba solo por vez primera a Amatlán a pasar fines de semana lo que permitía que mi compañera tuviera más espacios para con ella misma y con su hija. Ahora intentaba continuar escribiendo en el mismo rincón de este valle sagrado donde años atrás Germán escribiera su libro.


- Regina y Jacobo Grinberg presencias permanentes junto con Jorge Berroa y Daniel Ruzó

En medio de aquella etapa llena de insistentes mensajes indicando separarnos es que había llegado a mi la indicación hacer contacto con Oscoy. Años atrás Jorge Berroa, después de dejar su cuerpo, había sido intermediario para el encuentro con Angy Bahl y ahora por intermediación de ella recibía un mensaje que me llevaría una vez más a el Hostal de la Luz ubicado en las afueras del pequeño poblado de Amatlán.

Una noche, tiempo atrás, había tenido un experiencia extraordinaria donde se habían hecho presentes Jorge y Jacobo. Tenía meses de no tener contacto alguno con Leticia Bernal, mi amiga medium vinculada con Jorge y justamente al día siguiente de dicha experiencia, por la noche temprano, recibía una llamada telefónica de ella, la primera en toda nuestra relación. El mensaje, simple y concreto, decía “Están conmigo Jorge y Jacobo y me dicen que te pongas a escribir”. Después de años de vivencias esa era la primera vez que entre nosotros se mencionaba o se manifestaba Jacobo, confirmando de manera contundente mi reciente experiencia. 

Incluso algunos días después el mensaje se confirmaría en el propio Hostal una noche en que además de la permanente presencia del espíritu de Jacobo, se harían presentes los de Jorge Berroa y Daniel Ruzó. Un plan superior continuaba manifestándose.


- Una impactante confirmación de nuestra separación

Desde hacía tiempo contaba con una nueva amiga, Cecilia Navarro quien radicaba en Santiago de Chile y había llegado meses atrás por medio de estos relatos. Era común que por las tardes, cuando ella regresaba de su consultorio o consulta, como se le dice en aquel país, nos encontráramos en Skype, un conocido programa gratuito para videoconferencia por medio de computadora, para conversar e intercambiar sobre diversos temas, teniendo siempre como eje la cuestión espiritual y nuestras comunes vivencias.

Por ese entonces vivían conmigo Toña, una pequeña gatita negra, y Kimba, un gato amarillo atigrado que realmente pertenecían a Mónica. Ella se los había llevado consigo cuando se mudó con su hija a su nuevo hogar pero en esa etapa esta última, quien había convivido con ellos durante años, había desarrollado una repentina alergia. Por lo mismo yo había accedido a hacerme cargo de dichos animalitos a quienes con el paso del tiempo les había tomado especial afecto. Ahora Kartar, la única hija de Mónica, solo tenía que compartir a su madre con Carlota, una perrita maltés y así casi la tendría para ella sola finalmente, al menos por un corto tiempo.

Una de esas tardes de Skpe con Cecilia, de pronto algo empezó a ocurrir en casa que si bien no podía ver, si me era permitido percibir indirectamente y sobre todo confirmarlo por medio de los gatos que sincronicamente en ese momento se encontraban conmigo. Mascotas con facultades especiales de percepción del invisible mundo espiritual, muy valoradas tanto en el antiguo Egipto como en el Tibet, lugar este último donde hasta tiempos muy recientes eran custodios en los templos pues se les considera los ojos de los dioses.

De mi reciente caminata por Coyoacán horas antes traía conmigo una revista de temas esotéricos que había dejado sobre la mesa del comedor la cual de pronto se cayó sin que hubiera ningún tipo de ráfaga de aire u otra explicación razonable, quedando abierta en una página que hacía referencia a un próximo curso introductorio de la IAC - International Academy of Consciousness (Academia Internacional de la consciencia en castellano) cuyo objetivo era el aprendizaje de técnicas para alcanzar vivencialmente planos superiores no materiales por medio del viaje astral. Institución de la que no tenía conocimiento alguno hasta ese momento. 

Acostumbrado a este tipo de vivencias solo tomé nota del mensaje y más tarde mientras lo comentaba con mi amiga, empezaría una experiencia aun más intensa, una invisible presencia se estaba manifestando en la casa. Mis ojos la veían sin verla, como si una invisible silueta se desplazara lentamente por el espacio y los gatos junto conmigo la seguían moviendo ambos muy lentamente sus cabezas pero sin altearse en lo más mínimo, confirmando mi sensación de que aquella presencia no era maligna. De pronto aquello invisible al menos para mí tomó algo que yo percibí como un manojo de fibras energéticas que aunque no podía ver sentía claramente atado a mi segundo chakra. Con suavidad pero a la vez con firmeza la presencia fue moviendo lentamente aquel haz de fibras hacia mi corazón, mi cuarto chakra. Mientras todo aquello ocurría, Cecilia  presenciaba los sucesos por medio de la cámara de vídeo de mi computadora.

Algunos días más adelante sincronicamente, aun cuando era muy raro ya que Mónica y yo nos encontráramos, de pronto ella a modo de casual comentario y sin tener ningún antecedente de mi parte me dijo que se había desmayado en la calle y que había tenido una sangrado asociado a los órganos vinculados con el segundo chakra, el aparato reproductor. Guardé silencio ante lo que una vez más me era permitido saber tarde o temprano como comúnmente me ocurría, y que resonaba con una revelación que se me había entregado tiempo atrás donde se hacía referencia al uso de magia sexual y daba sentido a diversas energías que se habían manifestado tanto desde el inicio de nuestra relación de pareja como en la etapa que nos llevó a separarnos físicamente. Aunque las fechas de los eventos coincidían, yo no soy nadie para juzgar ni tengo la verdad absoluta, sino en todo caso un ángulo con una limitada perspectiva de los hechos así que tan solo podía agradecer en silencio el mensaje así como cualquier ayuda que se hubiera brindado y para el bien de todos.

Para finalizar Mónica hizo mención de lo que para ella era su explicación desde la perspectiva médica basada en evidencia material. Por mi parte no tenía ya ningún sentido hablarle de aquella mi reciente experiencia pues incluso poco tiempo atrás se me había revelado que en su nueva vida y producto de las energías de su futura pareja ella se volvería aún más materialista alejándose incluso todavía más de la realidad espiritual que habíamos compartido, al menos en parte. Todo es perfecto.

Días más tarde, siguiendo el llamado que se me entregara, acudiría al curso sobre desarrollo de la consciencia donde por medio de vivencias directas como son los viajes astrales recibiría importantes confirmaciones y tendría mis propias experiencias de aquella realidad invisible e inmaterial.


- El valle sagrado de Tepoztlán, una promesa

Meses más adelante, a mi regreso de un viaje por Chile guiado por Regina de diversas maneras, por segunda ocasión y de manera extraordinaria recibía por la noche temprano una llamada de Leticia. Una vez más ella no tenía conocimiento alguno de mi proceso personal ni de la etapa de definitiva y ahora tajante separación que enfrentaba en ese momento. Por su intermediación, el espíritu de Berroa entre otros, me daban indicaciones para enfrentar un proceso que se me adelantaba sería difícil y cuya fase más dura tomaría cuarenta días pero a modo de consolación igualmente se me indicaba que ellos estarían conmigo para apoyarme en todo momento e incluso se me prometía que una vez alcanzado el objetivo del mismo mi contacto y cercanía con ellos se estrecharía tan profundamente que me sería posible verlos como veo actualmente a las personas.

A fin de eliminar pensamientos obsesivos que me deprimían y reforzar en mi mente de manera positiva el objetivo de la separación, se me había indicado que cada vez que de una manera u otra, producto de la memoria de cotidianidad con mi ex compañera esta viniera a mi mente, realizara el ejercicio de escribir en un cuaderno dedicado exclusivamente a ello las siguientes palabras “Esto se hace un bien”. Frase que escribía decenas y decenas de veces hasta encontrar nuevamente la paz.

En ese estado de “depresión”, más o menos unos veinte días después de aquella llamada, una tarde alrededor de la hora de la comida mientras intentaba dormir una siesta de pronto “algo” como una fuerte sensación de urgencia me despertó. Aun semidormido era tomado totalmente por una certeza y energía que me guiaba sin plan ni preparación alguna rumbo a Tepoztlán. Sin saber conscientemente nada más que mi destino final, tomé mi auto y me dirigí hacia allá.

En mi mente había una imagen difusa y sin detalles, algo así como la certeza de encontrar un lugar donde vivir alejado totalmente tanto de Amatlán y los recuerdos del pasado como de la vista de mi ex pareja quien vivía enfrente en el departamento que antes fuera de sus padres.

Pero aquel impulso era solo eso y deteniéndome a pensarlo un poco, bastante irracional pues meses atrás, cuando Mónica y yo incluso aún vivíamos juntos y no había empezado a ir a yo solo a Amatlán, habíamos recurrido a Jatziri quien tenía una agencia inmobiliaria en Tepoztlán y entre su cartera se encontraba buena parte de las opciones de renta y compra de este valle. El encuentro con Jatziri había sido natural por diversas razones, pues ella era nuera de Ilse Kretschmer fundadora de Yollocalli, centro ubicado en la colonia Del Valle de la ciudad de México donde Mónica se había formado y trabajado como terapeuta muchos años y que curiosamente se encontraba en la misma calle y hasta en la misma manzana de la casa de infancia de Mónica y a unas pocas decenas de metros.

Algunos de los talleres de dicho centro se llevaban a cabo en el centro Tonalli ubicado en los alrededores de Tenancingo de Degollado y fue por intermediación indirecta de Ilse y de Mónica que años atrás tuve mi primer contacto con La Malinche y su portentoso legado custodiado igualmente vinculado con el de este valle sagrado.

Con la ayuda de Jatziri y sus colaboradoras en más de una ocasión fuimos a visitar diferentes opciones de propiedades en el valle y sus inmediaciones,  sin encontrar nada resonara con mi búsqueda, pero en medio de la misma, cierto día que recorría solo Tepoztlán me encontré, en la carretera a San Juan a la altura de la caseta, con una propiedad a través de cuya puerta metálica se dejaban ver algunas cabañas de un piso en medio de jardines con una alberca al fondo, lugar  por el que sentí interés, sin embargo al intentar indagar sobre la posible renta de alguna de ellas no tuve respuesta favorable.


Reflexiones sobre una compleja sincronicidad

Ahora había salido de mi casa sin plan alguno, sin equipaje y sin saber nada ni intentar reflexionar que me movía, solo dejándome llevar por una energía que me tomaba. ¿Como podría explicar lo profundo de la milagrosa sincronicidad que una vez más se manifestaría?. Trataré al menos de hacerlo.

Al llegar a mi destino de pronto llegó a mi mente una vez más Jatziri e intenté dirigirme al lugar donde recordaba se encontraba su local frente a las montañas en la carretera rumbo a Amatlán. Creía saber bien donde se encontraba pero pasé de largo sin verlo conscientemente y tan pronto tuve certeza de que me había pasado regresé por el mismo camino  y me detuve a preguntar pues incluso me parecía que por un momento si había visto el letrero colocado sobre el local. En el primer intento me indicaron donde se encontraba antes pero que estaba abandonado desde hacía tiempo y el letrero de la parte superior estaba semiborrado hecho que me había impedido verlo conscienctemente.

Regresaba a mi auto estacionado a unos pocos metros enfrente del lugar donde apareciera finalmente el local. Mi mente estaba intentando entender que hacía allí, que me había llevado a este extraño viaje, que hacía allí sin planes, sin datos para hacer contacto y sin equipaje para al menos pasar una noche en algún hotel cuando de pronto llamó mi atención una mujer que pasaba a mi lado caminando en dirección opuesta. Me giré para mirarla y contemplé por un momento una grácil figura femenina vestida con un sencillo pero bello vestido blanco de algodón que se alejaba de mi. Me volví para dirigirme a mi auto cuando de pronto algo me hizo voltear nuevamente unos segundos después pero ahora me encontraba de frente con el rostro de aquella mujer que igualmente había sentido el llamado a detenerse y voltear. Al verla simplemente exclamé ¿Jatziri? dudoso de no recordarla con precisión pues apenas nos habíamos visto en dos ocasiones y eso varios meses atrás. Ella igualmente me interrogó diciendo mi nombre confirmando ambos nuestra intuición.


Después de saludarnos, le comenté sin mayores detalles que una vez más buscaba un lugar donde quedarme por unos días al menos con la mismas características que siempre le había mencionado. Un lugar sencillo, amueblado, tranquilo con jardines e internet de preferencia. Y como si de un permiso se tratara ahora por vez primera me mencionaba el nombre de un lugar del que ella tenía conocimiento desde hacía muchos meses atrás sin que hasta ahora me lo ofreciera. Después de que le confirmara mi interés en conocerlo me indicó la ubicación de su nuevo local ahora cerca del centro del Tepoztlán donde me dijo me podrían dar los datos. Después de agradecerle nos despedimos.

Al llegar al local comenté con la empleada en turno sobre el encuentro con Jatziri su jefa pidiendo que por favor me proporcionara la información sobre la ubicación de la propiedad misma que se encontraba a la entrada de Tepoztlán frente al Chalchitepetl en las faldas del Cerro de la Miel .

Una vez con los datos me dirigí a mi destino mientras para mis adentros reflexionaba sobre lo profundo y milagroso de la sincronicidad. La infinita suma de los tiempos involucrados desde que sentí la certeza de levantarme, el tiempo de mis dudas en partir con o sin equipaje, el tiempo necesario para hacer los arreglos mínimos para dejar mi casa en la ciudad de México, el tiempo de viaje compuesto de incontables semáforos, tráfico moderado de esa hora de la tarde, alrededor de 40 minutos de carretera, más mi recorrido por el pueblo buscando sin buscar y no se cuantos más tiempos que dejo de lado. Con todo ello, el encuentro perfecto con Jatziri se daba, más allá de mi voluntad consciente. Como afirma el propio curso: No hay grado de dificultad en los milagros.

Desde años atrás Lilia me había hablado de su vínculo espiritual con Paramahansa Yogananda uno de sus maestros y recientemente por intermediación de Cecilia, mi amiga chilena, se me había revelado un profundo vínculo de mi pasado con Babají, igualmente gran yogui y maestro del primero. Cada vez más y más podía comprender, un poco al menos, la realidad que rodeaba a Yogananda vertida en los múltiples relatos de su texto titulado “Autobiografía de un yogui”  donde este hace referencia a numerosos prodigios y milagros la mayoría vivenciados por el mismo.



- Un encuentro anunciado

Preguntando por la dirección de mi destino de pronto me encontré en aquella carretera donde muchos meses atrás encontrara las cabañas. Apenas unas decenas de metros más adelante encontraba la calle que buscaba y el lugar al que había sido enviado se encontraba justamente detrás de aquella propiedad.
     
Desde el primer instante sentí que ese era el lugar, y cada paso posterior lo fue confirmando. Pequeñas cabañas amuebladas bellas y sencillas y entre hermosos jardines, una propiedad tranquila  rodeada de las principales montañas y las condiciones de la propietaria eran muy flexibles. Podía quedarme desde una noche para probar y extender mi estancia por todo el fin de semana, una semana completa o hasta un mes y renovar, y los precios siempre razonables eran más y más ventajosos entre más larga era la ocupación. No tuve que pensarlo, pasaría la noche allí. Llevaba mi computadora, tenía servicio de Internet y en la cabaña había todo lo necesario incluidos los útiles más indispensables para cocinar y comer. Con la ropa que llevaba, un cepillo dental y un rastrillo para afeitarme tendría conmigo todo lo que podía necesitar.

Más adelante empezaría a darse otra curiosa sincronicidad, una más. Derivado de algunas pláticas casuales donde le expresaba a Cristianne Chauvet mi casera, mi sincera admiración por el espacio creado por ella, mismo que era claro había requerido muchos años de incesante y paciente esfuerzo, ella me fue narrando detalles de la historia de ese espacio y de su vida, en particular su interesante trayectoria como arquitecta. Sin bien aquella villa era su proyecto de vida, recién egresada de la universidad ella había participado en proyectos de desarrollo sustentable y hasta había colaborado en proyectos de reconstrucción en casos de desastres naturales o por guerra en lugares como Nicaragua y Kenia a los que había sido enviada como asesora por parte de la Organización de la Naciones Unidas. Igualmente entre algunas de las personas con las que había colaborado tiempo atrás estaba Tiahoga Ruge ex directora de la Secretaría de medio ambiente y recursos naturales SEMARNAT. 

A Tiahoga la conocía personalmente ademas de que, una vez más, tenía referencias múltiples, entre ellas por el anteriormente citado libro de Antonio Velasco Piña titulado “Cartas a Elizabeth” donde el autor habla de que ella, cineasta y ex asistente del célebre director italiano Federico Fellini, había filmado la ceremonia de ruptura el sello energético de la pirámide del Sol realizada por el XIV Dalai Lama en Teotihuacan en el año 1989. Igualmente sabía por mis amigos del taller de teatro que se había recurrido a ella en su calidad de agregada cultural en la embajada de México, en Nueva Delhi, India con el fin de facilitar el ingreso de Nicolas, Elena y Ana Luisa a Dharamsala, al norte de la India, lugar de exilio de dicho Dalai Lama a fin de permanecer un año aprendiendo la danza del sombrero negro misma que utilizara Padmasambhava para despertar al Tibet más de mil años atrás. Con permiso tanto de su santidad Tenzin Gyatso, el décimo cuarto Dalai Lama como de guardianes de tradición de México se fusionarían la danza tibetana con su contraparte mexicana para dar origen a la danza sagrada Citlalmina

Otra referencia era que años atrás Carlos Castaneda había hecho entrega por vez primera de sus ejercicios de Tensegridad en el espacio de teatro sagrado dirigido por Nicolas Nuñez y uno de los presentes había sido Jacobo Grinberg vinculado de diversas formas con varios de los asistentes a dicho evento, de modo que en algún punto de las investigaciones asociadas a la desaparición de este último fue natural solicitar apoyo a Tiahoga para indagar sobre su paradero pues se hablaba de que el investigador había salido de México con dirección a esa región ubicada al Norte de la India. Igualmente sabía de tiempo atrás que Tiahoga tenía intensiones de llevar a la pantalla un guión elaborado por Fellini titulado “Viaje a Tulúm” basado en sus aventuras al lado de Castaneda. Proyecto que finalmente se realizaría con un guion adaptado elaborado por la propia Tiahoga en el que según me mencionara el propio Alberto Ruz, en un sincrónico encuentro durante el primer informe de Laura Esquivel como directora de cultura de Coyoacán, había sido él el escogido para representar el papel de “El Nahual” (correspondiente a Castaneda en el guión original). Esa misma dirección de cultura había apoyado igualmente para que la danza Citlalmina fuera llevada del bosque sagrado de Chapultepec, su lugar natural de custodia durante décadas, para ser llevada en un peregrinaje por Coyoacán a las diversas casas de cultura de esa delegación.

Yo por mi parte muy poco alcanzo a comprender pero tantas y tan complejas sincronicidades deben significar algo y como me ha sido revelado y confirmado a través de diversos mediums todas ellas apuntan a ese profundo misterio de mi vida del que tanto y a la vez tan poco se me ha revelado, la puerta sagrada al corazón de México.

Ante la dificultad de compartir algo de esto directamente continuo intentando seguir las indicaciones recurriendo desde hace años, como se me ha dicho de manera reiterada, a la escritura como una forma de paciente espera de todos aquellos que se ha anticipado algún día estarán abiertos a comprender y con cuya participación se harán realidad las profecías. Esa paciente espera, una vez más, ocurre en medio de la belleza de este valle sagrado de Tepoztlán cuyas montañas y cielo puedo disfrutar en tanto se revelan los siguientes acontecimientos.
  


- Ayuda terapéutica enviada desde otras dimensiones

Me encontraba un poco más en paz y un poco de mejor animo debido a las diversas ayudas: Los ejercicios de escritura, mi temporal nueva casa cuya belleza y ubicación me protegían de las energías de cercanía con mi ex pareja, mismas que en la ciudad aun podía percibir aunque cubrí con improvisadas cortinas todas las ventanas que daban hacia el departamento donde ella se encontraba.

Sin embargo yo aun no estaba del todo repuesto, pues por aquellos días aún me encontraba en aquellos cuarenta días que se me había anticipado serían particularmente difíciles. Casi al final de aquella llamada de Leticia pregunté si podría recurrir a ayuda psicológica de algún tipo a lo que se me respondió que ¡Si! pero que ellos me guarían con la persona adecuada.

Yo por mi parte había pensado ya antes en algunas terapeutas conocidas, Julie Kuri ex colega de Mónica de Yollocali y una segunda, psicóloga, más ortodoxa cuyo consultorio se encontraba cerca de mi casa. Había intentado buscar ayuda pero sin estar del todo convencido pues entre los terapeutas que conocía, incluida mi ex pareja no había encontrado total resonancia con la realidad espiritual que me rodeaba desde tantos años atrás. Para mi era extraño que mi ex compañera, con una gran concentración de energía pisciana (Stellium) quien incluso mucho antes de conocernos fuera alumna de Jorge Berroa durante cerca de medio año, afirmara que ella no creía ni en mediums ni en espíritus. En fin, no sería ella la única ex alumna del medium de la que escucharía aquellas palabras

Ella se había formado durante años como terapeuta corporal y sus creencias se basaban en el cuerpo y el arraigo. Por mi parte el curso de milagros me daba a mi cada vez más y más respuestas a mi vivencias de infancia y del presente y afirmaciones como la del ejercicio que dice “No soy un cuerpo soy libre” me hacían cada vez más y más sentido. Esas diferencias en nuestras formas de pensar claramente nos estaban separando y colocando en realidades distintas.

Así con todo y mis dudas intenté hacer contacto con dichas terapeutas. Julie por su lado me dijo que me agradecía la confianza pero que por el momento no tenía espacio disponible así que había empezado a explorar la segunda opción para quien la realidad espiritual era totalmente ajena. Además de por la cercanía a mi domicilio, esa otra opción la había considerado debido a las dudas sembradas en mi por mi ex pareja, así que decidido a explorar “mi locura” busqué una persona en franca preferencia por el método académico y racional sin embargo después de un par de sesiones tuve que suspender las mismas debido a mi cambio temporal de residencia. Quizá algunos como ella con una perspectiva más racional podrían calificar como resistencia a mi decisión de dejar aquella terapia. En fin, ¿Quien es poseedor de la verdad?.

Años atrás, inicios del 2009, recién separado de Mónica pero aun siendo ambos pareja, dedicaba gran cantidad de mi tiempo a caminar y sentir las energías del bosque de Los Viveros y las calles del centro de Coyoacán, práctica que además de ejercicio físico me servía de terapia mental y emocional. Ahora, finales del 2010, igualmente dedicaba buena parte de la tarde a caminar por entre los cerros y las calles del centro de Tepoztlán.

Una de aquellas tardes y casi al final de la anticipada difícil cuarentena caminaba por la calle principal de Tepoztlán cuando de pronto llamó mi atención la publicidad exterior de un restaurante de comida vegetariana. Entré a explorar pero este solo daba servicio los fines de semana, sin embargo, al fondo encontré otro local con estantes que exhiban esencias florales para uso terapéutico, libros sobre terapias florales y energéticas, péndulos, etc., etc.. Terapias que me eran familiares de tiempo atrás por mis propios estudios al respecto así como por dos de mis ex parejas Ixamayo y Mónica.

Estaba a punto de salir nuevamente hacia la calle por la primera puerta por la que había entrado al restaurante cuando de pronto las campanas de la iglesia que se encuentra justamente enfrente en la otra acera empezaron a sonar y sin poder explicar como ni por que me sentí totalmente paralizado aunque sin angustia. Estando en medio de uno de esos eventos Zapotecas asociados a las vibraciones y la consciencia que describe recurrentemente mi amigo Antonio Velasco Piña en sus diversas obras, de pronto pasó junto a mi una mujer que sin decirme nada salió por la puerta apresuradamente desapareciendo. Calculo que habían pasado menos de diez segundos cuando la vi regresar y a escasos pasos frente al lugar donde ese algo me había detenido me dijo ¿Se te ofrece algo?. Supongo que la misma intuición que a ella le dijo regresa y pregunta me dijo a mi que respondiera con la pregunta ¿Eres terapeuta?.

Tan pronto me dio una respuesta afirmativa le pregunté si podríamos agendar una cita, a lo cual ella me dijo que salía a comer, pero que en cuarenta minutos estaría de regreso. Agradeciéndole primero le dije que no era necesario que corriera, que podía esperarla más tiempo, pero ella me insistió que cuarenta minutos le eran más que suficientes.

Durante el lapso de espera había decidido que al igual que en caso de la psicologa ortodoxa, trataría de no hacer referencia a mi realidad milagrosa plagada de espíritus y sincronicidades y que me concentraría en hablar solo de mis emociones alteradas producto de mi reciente separación de pareja y nada más.
    
Transcurrido el tiempo acordado me encontraba ahora sentado en uno de los sillones de un consultorio ubicado en la parte superior del local que había visitado casi una hora antes y tenía frente a mi a una terapeuta de quien hasta ese momento no sabía absolutamente nada, como era igualmente su caso. No tenía el menor detalle sobre su formación, ni sobre sus enfoques, técnicas o creencias, vamos ni nuestros nombre los conocíamos hasta ese momento pues dadas las circunstancias del encuentro ni estos habíamos intercambiado. Tan solo sentía una grata sensación de afinidad que me daba certeza de estar allí con ella en ese momento, nada más.

Después de la pequeña formalidad de intercambiar nuestros nombres me enteraba que el suyo era Lourdes Ondategui, quien ahora pasaba a interrogarme diciendo ¿En que te puedo ayudar?. De la manera más breve, concreta y concisa que pude intenté expresarle que mi intención era obtener apoyo a fin de superar mi actual estado emocional producto de mi reciente separación de pareja, sin hacer mención del menor detalle ni dar nombre alguno.

Sus primeras palabras después de escucharme con atención revelaron claramente aquella indicación donde se me había dicho que recibiría ayuda pero que ellos se encargarían de ponerme en contacto con la persona adecuada. Lourdes inició diciendo: Te entiendo perfectamente, yo pasé por algo similar años atrás cuando me separé de una pareja, hijo del arqueólogo que descubrió la tumba de Pacal Votan.

No pude más que interrumpirla al escuchar aquello y decirle ¿Fuiste pareja de Alberto Ruz? hecho que ella me confirmó. En silencio reflexionaba riendo para mis adentros ¡Y yo que no iba a hablar nada  de mi realidad personal!. Confirmé entonces que ella conocía muy bien a Antonio Velasco Piña, a Laura Esquivel, que sabía de Jacobo Grinberg y su desaparición, etc., etc..

Si bien una vez confirmada la milagrosa sincronicidad nos centramos en la terapia para la cual había recurrido a ella recibiendo valiosa ayuda de su parte, terapia que me evocaba de diversas maneras a mi ex pareja pues Lourdes entre otras cosas manejaba esencias florales, entre ellas las de Bach, y hacía referencia al texto canalizado de Pathwork, sin embargo no fue posible dejar del todo de lado a los conocidos comunes que nos enlazaban así como algunas de sus historias. A mi vez durante una de las sesiones de curso de milagros en casa de Laura Esquivel no pude dejar de compartirles a mis compañeros sobre el reciente encuentro.

Algunas pocas sesiones más adelante dábamos ambos por terminada la terapia pero durante el transcurso de la mismas me enteraría que Lourdes vivía toda la semana en Amatlán y pasaba los fines de semana en la ciudad de México. Producto de nuestras conversaciones durante esas sesiones ella se sintió especialmente atraída por Jorge Berroa y decidió leer el libro sobre su vida mismo que Angy había puesto a disposición pública a través de Internet años atrás, uno de los pocos disponibles por ese medio. En dicho texto se habla del profundo vínculo que existió entre el médium cubano y Tepoztlán, lugar al que fuera traído entre otros por el espíritu de Gandhi, uno de sus guías y maestros, a fin de comprender y ser capaz de llevar a cabo la misión que se le encomendaba y que para la etapa final de su vida lo traía a México.



Las siguientes frases tomadas del texto del curso de milagros considero sintetizan magistralmente la certeza de la existencia de una milagrosa y permanente guía como la que claramente se manifiesta tras de todas estas vivencias, parte de un Plan Superior.


No tengo que preocuparme por lo que
 debo decir ni por lo que debo hacer, 

Me haré a un lado y dejaré que
Él me muestre el camino.



 .:.

¿Cuanto más falta por compartir sobre 
este valle sagrado y sus secretos custodiados?



¿Continuará?







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