martes

Un susurro en mis sueños:



A principios de 2009, ya tenía más de cuatro años de reunirme semana tras semana, cada miércoles por la noche, como parte de un grupo en casa de Laura Esquivel, escritora de fama internacional así como cálida y generosa anfitriona, y para ese entonces querida y cercana amiga. El propósito fundamental de dichas reuniones era el estudio del texto titulado Un curso de milagros.
En esas reuniones
se daban cita múltiples personajes, que con el paso del tiempo llegarían a ser también cercanos y queridos amigos, muchos de ellos vinculados profundamente, aunque por diversas razones, con Regina. Entre ellos Antonio Velasco Piña el testigo, Nicolás Nuñez y Helena Guardia, Ana Luisa Solis, Alfonso Perez Reguera y su hija Alejandra, Guillermo Ordoñez, y ocasionalmente y muy recientemente algunos más como Laura Lara, Fidelia García y Santiago Ramirez, entre otros. Incluso nuestra anfitriona compartía un muy profundo lazo con el espíritu de la dakini, quizá más allá de lo que ella misma estaba consciente.

Aproximadamente un año atrás, Laura nos había compartido en diversas ocasiones pasajes de textos asociados al curso, entre ellos uno titulado
La desaparición del Universo de Gary R. Renard, que si bien me había parecido interesante por múltiples razones, una de ellas por que era una explicación concreta del texto, en ese momento aún no era mi tiempo de encontrarme con él, pues ahora sé que debía avanzar más en el curso propiamente.


Alrededor de un año después, por abril del 2009, al amanecer escuché una voz que reconocí con certeza pertenecía a Jacobo Grinberg quien me decía ¡Recuerda el objeto que te materialicé durante tu estancia en Safed, mi cabaña en el bosque!.
La inusual claridad de esa voz así como la afirmación me despertaron súbitamente, permitiéndome recordar claramente
mi sueño, que más que visual consistía en claras sensaciones e ideas, como me es más común.
Tenia la certeza interna de que estaba con Jorge Berroa y Jacobo Grinberg, dos de mis principales guías, quienes platicaban
conmigo o entre ellos mientras yo los escuchaba.
Me tomó algunos días ir procesando el, al menos para mi, extraordinario evento. Por esos mismos días fue creciendo una urgencia interna de leer aquel texto compartido por Laura.
Comenté mi interés con Mónica, mi entonces pareja, y ella como en tantas otras ocasiones sirvió de puente providencial al ofrecérmelo prestado, ya que lo tenía pues meses atrás, cuando nos fuera compartido durante el curso, ella aún asistía regularmente y se había interesado en leerlo.

Cuando el libro llegó a mis manos, como tantas otras veces, al abrirlo se manifestó la divinidad. Un sincrónico encuentro se confirmaba pues la primera página donde se abría era el capitulo titulado "UN SUSURRO EN TU SUEÑO".
El evento tuvo inmediata conexión con mi urgencia de encontrarme con el texto, revelando una significativa respuesta a mi inquietud inconsciente. Sorprendido pero familiarizado como estaba ya desde hace tanto tiempo a estos milagrosos y muy frecuentes eventos, traté de abrirme al encuentro. Intentando dejarme llevar por una nueva sensación di la vuelta a la pagina anterior para encontrarme con el siguiente párrafo que confirmaba de manera categórica años de vínculo con Jacobo y Jorge, así como con algunos otros espíritus entre ellos Cuauhtémoc y Regina, invisibles pero permanentemente cercanos guías y maestros.


Hay quienes han llegado a Dios directamente
al haber dejado atrás todo límite mundano y
al haber recordado perfectamente
su propia identidad. A estos se les podría llamar
los Maestros de los maestros, por que aunque ya no se les puede ver,
todavía se puede invocar su imagen. Y
aparecerán en el momento y lugar en que
pueda ser de utilidad que lo hagan.

A quienes esa aparición les podría atemorizar, les dan sus ideas.
Nadie puede invocarlos en vano.
No hay nadie de quien ellos no sean conscientes.

UN CURSO DE MIILAGROS

Las revelaciones de aquel párrafo eran contundentes para mi y me permitían comprender tantas vivencias de años recientes e incluso mucho más atrás. Y me confirmaba el por que de tantos encuentros con personas, todo ello formando un complejo tejido.

De manera similar a como lo he hecho con
Un curso de milagros, me dediqué de manera sistemática a estudiar el texto antes citado, lo cual me tomó alrededor de tres meses.
Gratamente sorprendido, me fui encontrando
con profundas confirmaciones y respuestas así como con una perspectiva del curso muy similar a la que yo había ido integrando con el paso de los años, diferente en algunos aspectos a las de otras personas incluidos mis propios compañeros, pero en franca sintonía con la visión que con el tiempo había derivado de mi vínculo con Jacobo y su obra.

Por ese mismo tiempo, algunas personas con facultades de videncia o mediumnidad me visitaron, hecho que me fuera predicho un año antes por Jorge a través de Cony, una de mis tantas amigas médium.
Durante la estancia
de dichas personas en casa, sin que mediara comentario alguno de mi parte haciendo referencia a los eventos antes narrados, espontáneamente, en algún momento sentían la necesidad de expresarme que percibían conmigo o bien a Jacobo, o bien a Jorge, así como a algunos otros seres. Sensación que me venía acompañando desde hacía muchos años atrás, cuando sin tener conciencia de hasta donde llegaría todo esto, me despertaban casi de manera cotidiana a las 3:33 a.m. a meditar y tomar notas, material que más adelante fue compartido en Internet y llegó a conformar primeramente el sitio retornosagrado, para posteriormente diversificarse en los múltiples fragmentos con temas específicos que ahora conforman el índice sagrado.
También por aquellos días, recién finalizada la lectura del documento, de manera extraordinaria me llamó a casa
Leticia, otra querida amiga y maestra, médium y profundamente vinculada con Jorge también, a quien no veía desde hacía varios meses, desde el tiempo en que ocurría el encuentro antes narrado donde sentí la necesidad de alejarme del espacio semanal de meditación que compartiera con ella y otros compañeros, para dedicarme al estudio del referido texto. En dicha llamada me decía que los espíritus de los multicitados personajes estaban en ese momento con ella y que me enviaban un mensaje.
Tanto el evento como el mensaje confirmaban todo lo anterior.

De manera similar a lo ocurrido con el encuentro inicial del texto, al final del mismo me esperaba una de las más profundas revelaciones que hasta ahora han entregado los maestros respecto a Jacobo, y que, de manera muy significativa confirma un trascendental vínculo, intuido por múltiples eventos, con Antonio,
el testigo de Regina.

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